domingo, julio 12, 2009

Lo sencillo

Como su nombre indica, el folk es la música del pueblo. La música de la gente llana, de la gente normal. En consecuencia, debería de ser un tipo de música que parta de una base sencilla, de cosas no demasiado complejas, de forma que todo el mundo sea capaz de entenderlo.

Esta es la idea base desde la que yo parto a la hora de enfocar mi actividad musical, tanto tocando en grupos como escribiendo sobre ello en esta página.

Eso no quiere decir que todo tenga que ser absolutamente simple. Imagináos el terrible aburrimiento que eso podría producir. La cosa se puede complicar hasta límites insospechados, pero siempre debe poderse reducir a una expresión sencilla: una línea melódica sencilla, un ritmo fácil de seguir, una letra... Llevo años dándole vueltas a esto, analizando los temas que en mi opinión funcionan y los que no. Lo sencillo conecta con la gente, y a partir de ahí se pueden construir otras cosas. Uno llega a conclusiones interesantes que podrían dar lugar a otras entradas en el futuro (o quizá a divagaciones sin mucha consistencia, eso está por ver). Es cosa para otro momento.

Sin embargo, está claro que esta sencillez, por cuestiones de coherencia, tiene que ir más allá del aspecto musical y trasladarse al aspecto más humano. En estos días hay unos cuantos aspectos de la actualidad musical que tienen mucho que ver con esto.

El sentido común a nivel musical nos diría que organizar dos festivales potentes a la vez, con una separación de menos de 400 kilómetros entre ellos. Por supuesto, estoy hablando de Ortigueira y Cantabria Infinita, que tuvieron lugar en los últimos días. El hecho de que se celebren a la vez puede ser conveniente a la hora de programar al mismo grupo en ambos festivales en días consecutivos, abaratando costes (como fue el caso de La Bottine Souriante este año), y se puede argumentar que cada uno tiene su público local/regional. lo cierto es que ambos festivales atraen gran cantidad de público especializado y que una buena parte de esa gente se apuntaría a los dos festivales si fuera posible. Pero estas cosas son casi inevitables cuando mezclamos política y música.

Relacionado con esto, en las últimas semanas se han visto múltiples protestas relacionadas con el sistema de elección de los grupos finalistas del concurso Runas de Ortigueira. Está bastante claro que hubo varios grupos (o conocidos de los grupos, fans o lo que sea...) que se aprovecharon del sistema de voto por internet para asegurarse estar en la final a base de programas informáticos que votaban al grupo a intervalos regulares de manera automática.

¿De quién es la culpa?

De la organización, sin duda ninguna.

No me importa quién hizo trampa y quién no, el hecho es que en un concurso de estas características las votaciones por internet son absolutamente absurdas. ¿Alguien se acuerda de Chikilicuatre?. El que vota por internet es casi seguro (90% por lo menos) que lo hace sin conocer a la mayoría de los grupos, votando al que conoce sin tener ni idea de la propuesta musical del resto. Ningún concurso de estas características debe quedar en manos del público. Ganará el que más tirón tenga entre sus colegas o el que conozca al programador que consiga hacer el mejor script de votos automáticos con IP cambiante.

Para esto, el Festival Folk Plasencia fue bastante más organizado para esto. El certamen "Amigos del Folk Plasencia" permitía el voto del público, pero sólo los votos totales contaban lo mismo que los de cada uno de los 5 miembros del jurado a la hora de elegir a los finalistas. Así, se permite la participación del público pero se evita que se abuse del sistema.

En otro orden de cosas, seguimos viendo por aquí cómo algunos están más interesados en descalificar la música que hacen otros a base de hacer juicios de valor. Volvemos a leer por ahí cosas sobre las "fotocopias de Llan de Cubel"... y ya se nos hace viejo. Cuando la gente no es capaz de aceptar que hay un subgénero musical que tiene bastante éxito ni es capaz de ver las variaciones entre los grupos que lo practican, no merece la pena ni tratar de discutir.

Y por el otro lado, justo el contrario, hay quien tiene que vender su música con un discurso no musical, digamos las barbaridades que digamos. Minuto 7:14 del vídeo que hay debajo... quiero pensar que Nuñez está de broma, pero no las tengo todas conmigo.



Los subtítulos, eso sí, son la bomba.

Apuesten por lo natural sencillo...

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