viernes, marzo 20, 2009

Música y memoria (I)

En los próximos días vamos a ir acercándonos un poco a algunos de los puntos que tienen en común la música y la memoria. Veremos un poco la capacidad que podemos tener para relacionar temas musicales con sentimientos concretos y los procesos neurológicos que normalmente se siguen para aprender una nueva pieza música. De momento, hoy vamos a ver algunos datos sobre la memoria musical asociativa y cómo relacionamos la música con recuerdos significativos.

No hay duda ninguna de que la memoria musical no tiene mucho que ver con la memoria a corto plazo. La gente que disfruta de la música es muchas veces capaz de reconocer una melodía mucho tiempo después de haberla escuchado por primera vez. Todo el mundo se ha dicho alguna vez eso de "esto yo ya lo he oído antes" cuando vuelve a escuchar una canción que sólo ha escuchado una vez, meses o quizás años antes. Y en esa primera escucha es muy probable que no haya hecho esfuerzo alguno por aprender la melodía.

Normalmente, cuando tratamos de aprender o estudiar algo de manera forzada, tratamos que se encargue de ello la memoria a corto plazo. Con ello, lo que absorbemos entonces nos dura poco en el cerebro, se "evapora" en unos días. El ejemplo típico es estudiar para un examen unos días antes. Unos días después ya casi no se recuerda nada.

Sin embargo eso no suele suceder con la música. La música se aprende casi siempre de forma contextualizada. Cuando escuchamos una canción o una melodía tendemos a asociarle más cosas. El recuerdo no se reduce a una mera sucesión de notas con una letra asociada. Va mucho más allá. A la canción podemos asociarle muchas más cosas: la imagen mental de la primera vez que la escuchamos o de una vez significativa en la que la oímos, con quién estábamos en ese momento (especialmente si apreciamos a esa persona), los sentimientos que teníamos en ese instante... Al usar diferentes sistemas de representación (auditivo, visual y sentimental) la impresión que una pieza musical nos deja es la memoria es muy grande. Si un tema nos gusta, es fácil que seamos capaces de recordar cuando lo oímos por primera vez, dónde estábamos, cómo estábamos y cómo nos sentíamos.

Entendiendo estas cosas, es posible usar ciertas características de la memoria musical a nuestro favor. Por ejemplo, si la Canción del Pirata tuviera música, sería mucho más fácil de memorizar. De hecho, es muy probable que simplemente la recordáramos sin necesidad de memorizar.

Con la llegada de la era digital (y de los reproductores de MP3) se está cambiando la cultura del disco - album - LP en favor de la cultura del hit - tema suelto. Sin embargo muchos seguro que todavía asociáis los temas de un disco con su orden. Por ejemplo, cuando termina un tema en un concierto muchas veces tenemos la tendencia a esperar que empiece el que viene detrás en el disco, aún cuando somos totalmente conscientes de que el orden de los temas de un concierto no se tiene que corresponder con el del cd por necesidad.

Sin embargo esto puede controlarse. En mis buenos tiempos, antes de la llegada del CD y el MP3 a los coches, solía preparar cintas de 90 minutos con selecciones de temas sacados de montones de cds diferentes. Eran las famosas Cagunmimanto Light & Magic Compilation (bueno, al menos eran célebres entre mi grupo de amigos folkis), que llegaron a ser unas 25 y que todavía conservo a pesar de no tener ya un radiocassette donde ponerlas. El orden en el que aparecían los temas en las cintas llegó a superponerse al de los discos y aún hoy, años después de escucharlas por última vez, conservo algunas de esas asociaciones mentales más que las que tendría a causa del orden de los discos.

En las sesiones a muchos nos pasa una cosa parecida. Asociamos unos temas con otros, o bien a través de discos o a fuerza de tocarlos seguidos. Por ejemplo, en las sesiones que hacemos en Oviedo el 90% de las veces que tocamos Ciaran Tourish Reel, un tema popularizado por el grupo Nomos, pasamos a tocar Esther's Reel, que conocemos del segundo cd de Solas. Nos acostumbramos a tocarlas así y ya es casi una necesidad, independientemente de a qué altura del set aparezca la primera.

De la misma forma, asociamos la música a imágenes mentales, recuerdos pasados o a sentimientos que pudieron coincidir con la primera o primeras veces que escuchamos el tema, algún evento significativo o a alguna persona a la que vimos interpretar el tema en directo.

Hacia el año 1993 escuchaba por primera vez cosas de rock progresivo a la vez que iba iniciándome en otro de mis hobbies en aquella época, pintar miniaturas. En las estanterías de mi casa hay una miniatura que pinté (no muy bien, por cierto) durante esas fechas. Siempre que la veo suena en mi cabeza Tempus Fugit del disco Drama, de Yes. También me recuerda la sensación de novedad, de un campo nuevo por descubrir.

Muchos (o todos) tendréis experiencias similares. Seguro que la mayoría habéis descubierto en algún momento que recordabais perfectamente toda la música y toda la letra de las canciones infantiles que escuchabais de pequeños, por ejemplo.

Queda mucho por decir del tema... y aplicarlo al folk.

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