2008; Artimaña Records; 11 temas; 44 minutos.
Con el folk cántabro sucede una cosa bastante curiosa. Después de la escisión en Luétiga que llevó a la creación de Atlántica, casi todos los grupos que fueron surgiendo en Cantabria siguieron un poco el camino que seguían los pioneros: una búsqueda de un sonido propio tratando no sonar parecido a lo que se estaba haciendo en otros sitios de forma consciente y deliberada. Había cierto miedo a que la música cántabra se pareciera a la música asturiana, a la gallega o al la vasca y se perdieran las características distintivas propias.
A primera vista el buscar el sonido propio es admirable, pero llega un momento en el que lo que hacían los grupos principales de la región a muchos (y visto desde fuera) nos parecía hasta cierto punto estancado. Al cerrarse a otras influencias con la excusa de la preservación también se cierra en buena manera la posibilidad de una evolución sana y natural.
Afortunadamente, en los últimos años la cosa ha ido cambiando. Los nuevos grupos que surgen sí que han experimentado una necesidad de hacer evolucionar la música de Cantabria. Para ello han sabido mirar más allá de los límites geográficos, pero también han adquirido un compromiso realmente fuerte: no difuminar lo propio. Así surgen un montón de bandas que han sabido coger ciertos elementos del llamado folk céltico (sobre todo la sincopación y la estructura de los temas instrumentales en sets). Buenos ejemplos son Cambera'l Cierzu, Cahórnega o el grupo que hoy nos ocupa, Naheba.
Vau Cureñas es el primer cd de Naheba, una formación que reune a cinco excelentes músicos. El grupo está compuesto por Rafa Ibáñez (guitarras), Javier García (bouzouki, flauta), Javier Román "el Niñu" (violín, voz), Sergio Sordo (gaita, flauta, whistles) y José Luis R. Magdaleno (bodhran, voz). Junto a ellos aparecen una serie de músicos invitados en ocasiones provenientes de otros grupos: Jorge Ibáñez (Garma, Corquiéu) al bouzouki, Chus Gancedo a la batería, David Matéos "Puru" (Corquiéu) al udu, Sergio Higuera al bajo eléctrico, Daniel Álvarez (Corquiéu, Blima) a las flautas, Gonzalo de Vallejo (Cambera´l Cierzu) al violín y Javier López "Javeta" a los teclados.
A nivel meramente instrumental e interpretativo podemos decir que Naheba es sin duda de lo mejor que ha salido de Cantabria en muchos años. La inseguridad instrumental o el titubeo sonoro que muchas veces aparecen en las primeras grabaciones de muchas formaciones no se encuentran por ningún lado en esta ocasión. Los 5 temas cantados tienen un marcado sabor autóctono e incluyen una versión del tema La Molinera, del que existen multitud de versiones a lo largo de toda la Cornisa Cantábrica. A veces resulta difícil ser capaz de aportar algo nuevo con un tema tan conocido, pero Naheba se las arregla para hacerlo sin problemas. Destacar también Libertad, el tema que cierra el cd, que se acerca más a sonoridades propias del pop y recuerda a temas míticos del folk-rock ochentero para difundir un mensaje a favor de la vida fuera de la ciudad.
Como ya se ha dicho, los sets instrumentales son de primer nivel desde el punto de vista técnico. A nivel creativo ya depende de cada uno. Algunos de los temas pierden un poco al tener estructuras poco regulares (temas con una frase de 4 compases y otra de 5, por ejemplo), pero eso es una cuestión de gustos, absolutamente personal y que en muchos casos se limita a reproducir lo que es el tema tradicional. Podemos destacar Sixto, grabado en riguroso directo. Más bien habría que decir que está grabado en un impecable directo (aunque al final de tema uno de los miembros del grupo admite que tuvo por ahí "yo una sólo, inapreciable". Tan imperceptible como que no se encuentra el fallo por ningún lado. Música potente y siempre efectiva.
La mezcla del disco resulta en ocasiones quizá demasiado comprimida y es posible que se haya hecho así a propósito tratando de emular el sonido de discos antiguos del género. La sonoridad global del disco (y especialmente el uso de una reverb muy particular en los whistles) recuerda a grabaciones clásicas de grupos como Labanda. Curiosamente, el tema grabado en directo tiene una mezcla diferente, mucho más sólida y potente.
Vau Cureñas sufrió largos retrasos debidos a fallos de impresión en el libreto, pero la espera mereció la pena. Un disco excelente con el que se puede comprobar la excelente salud del folk cántabro. Cuando los músicos de Naheba decidan grabar un segundo trabajo van a tener que emplearse a fondo. Van poniendo el listón bastante alto.
Con el folk cántabro sucede una cosa bastante curiosa. Después de la escisión en Luétiga que llevó a la creación de Atlántica, casi todos los grupos que fueron surgiendo en Cantabria siguieron un poco el camino que seguían los pioneros: una búsqueda de un sonido propio tratando no sonar parecido a lo que se estaba haciendo en otros sitios de forma consciente y deliberada. Había cierto miedo a que la música cántabra se pareciera a la música asturiana, a la gallega o al la vasca y se perdieran las características distintivas propias.
A primera vista el buscar el sonido propio es admirable, pero llega un momento en el que lo que hacían los grupos principales de la región a muchos (y visto desde fuera) nos parecía hasta cierto punto estancado. Al cerrarse a otras influencias con la excusa de la preservación también se cierra en buena manera la posibilidad de una evolución sana y natural.
Afortunadamente, en los últimos años la cosa ha ido cambiando. Los nuevos grupos que surgen sí que han experimentado una necesidad de hacer evolucionar la música de Cantabria. Para ello han sabido mirar más allá de los límites geográficos, pero también han adquirido un compromiso realmente fuerte: no difuminar lo propio. Así surgen un montón de bandas que han sabido coger ciertos elementos del llamado folk céltico (sobre todo la sincopación y la estructura de los temas instrumentales en sets). Buenos ejemplos son Cambera'l Cierzu, Cahórnega o el grupo que hoy nos ocupa, Naheba.
Vau Cureñas es el primer cd de Naheba, una formación que reune a cinco excelentes músicos. El grupo está compuesto por Rafa Ibáñez (guitarras), Javier García (bouzouki, flauta), Javier Román "el Niñu" (violín, voz), Sergio Sordo (gaita, flauta, whistles) y José Luis R. Magdaleno (bodhran, voz). Junto a ellos aparecen una serie de músicos invitados en ocasiones provenientes de otros grupos: Jorge Ibáñez (Garma, Corquiéu) al bouzouki, Chus Gancedo a la batería, David Matéos "Puru" (Corquiéu) al udu, Sergio Higuera al bajo eléctrico, Daniel Álvarez (Corquiéu, Blima) a las flautas, Gonzalo de Vallejo (Cambera´l Cierzu) al violín y Javier López "Javeta" a los teclados.
A nivel meramente instrumental e interpretativo podemos decir que Naheba es sin duda de lo mejor que ha salido de Cantabria en muchos años. La inseguridad instrumental o el titubeo sonoro que muchas veces aparecen en las primeras grabaciones de muchas formaciones no se encuentran por ningún lado en esta ocasión. Los 5 temas cantados tienen un marcado sabor autóctono e incluyen una versión del tema La Molinera, del que existen multitud de versiones a lo largo de toda la Cornisa Cantábrica. A veces resulta difícil ser capaz de aportar algo nuevo con un tema tan conocido, pero Naheba se las arregla para hacerlo sin problemas. Destacar también Libertad, el tema que cierra el cd, que se acerca más a sonoridades propias del pop y recuerda a temas míticos del folk-rock ochentero para difundir un mensaje a favor de la vida fuera de la ciudad.
Como ya se ha dicho, los sets instrumentales son de primer nivel desde el punto de vista técnico. A nivel creativo ya depende de cada uno. Algunos de los temas pierden un poco al tener estructuras poco regulares (temas con una frase de 4 compases y otra de 5, por ejemplo), pero eso es una cuestión de gustos, absolutamente personal y que en muchos casos se limita a reproducir lo que es el tema tradicional. Podemos destacar Sixto, grabado en riguroso directo. Más bien habría que decir que está grabado en un impecable directo (aunque al final de tema uno de los miembros del grupo admite que tuvo por ahí "yo una sólo, inapreciable". Tan imperceptible como que no se encuentra el fallo por ningún lado. Música potente y siempre efectiva.
La mezcla del disco resulta en ocasiones quizá demasiado comprimida y es posible que se haya hecho así a propósito tratando de emular el sonido de discos antiguos del género. La sonoridad global del disco (y especialmente el uso de una reverb muy particular en los whistles) recuerda a grabaciones clásicas de grupos como Labanda. Curiosamente, el tema grabado en directo tiene una mezcla diferente, mucho más sólida y potente.
Vau Cureñas sufrió largos retrasos debidos a fallos de impresión en el libreto, pero la espera mereció la pena. Un disco excelente con el que se puede comprobar la excelente salud del folk cántabro. Cuando los músicos de Naheba decidan grabar un segundo trabajo van a tener que emplearse a fondo. Van poniendo el listón bastante alto.
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