lunes, agosto 21, 2006

Vuelos

Desde los incidentes ocurridos la semana pasada en Londres, los controles de seguridad en los aeropuertos (no sólo en el Reino Unido) se han vuelto mucho más severos. Y no es para menos, desde luego. Sin embargo, para los músicos que deben de volar a otros lugares para conciertos o grabaciones, la cosa se ha puesto muy difícil. Y va a peor.
Una parte del problema son los retrasos y cancelaciones de vuelos. En este aspecto, por aquí ya hemos sentido algunos efectos; varios de los músicos de Tejedor tardaron casi tres días en volver a Asturias desde Glasgow y el grupo Filska no apareció para sus actuaciones en Tapia y Luanco, supuestamente debido al mismo tema (aunque parece que no fue posible contactar con ellos por teléfono tampoco).
Pero no es sólo eso. Ahora es mucho más difícil llevar instrumentos como equipaje de mano. Las restricciones de tamaño de los objetos que se pueden llevar de esta forma van a elevarse en los próximos meses, especialmente en vuelos internacionales. Esto supone que en muchas compañías, cualquier cosa que sea más grande que un violín (suponiendo que esté en un estuche pequeño) no se podrá llevar como equipaje de mano. Si bien en España parece que todavía no hay demasiados problemas, en la mayoría de los paises de la UE ya se están poniendo en efecto nuevas normas.
¿Soluciones? Varias, pero ninguna buena. Si hay que facturar los instrumentos, hay que tener un estuche o flycase adecuado, con el consiguiente desembolso económico del músico (asumible) y con el extra del sobre peso. Ahora además del precio de los billetes de avión, el promotor de un concierto tendrá que incluir ese sobrepeso en el presupuesto. Y no es adecuado guardar cierto tipo de instrumentos en flycases, ni mucho menos meterlos en una bodega de carga despresurizada. No es lo mismo meter una guitarra eléctrica en una bodega de carga que meter un violín. En muchos lugares ahora tampoco se puede cerrar con llave el equipaje facturado por motivos de seguridad. Esto, por supuesto, da pie a posibles robos.
Otra opción es viajar sin instrumentos y alquilarlos (o pedirlos de backline) una vez en el lugar del concierto. Esto es relativamente poco posible para grupos de folk, dependiendo del instrumento. No es lo mismo conseguir una batería decente que un violín (y ya no digamos un bouzouki, una gaita irlandesa o similares)
Desde aquí recomendamos que todo el que tenga que viajar con instrumentos llame por teléfono y se asegure de que puede llevar su instrumento como equipaje de mano (no sería mala idea grabar la conversación telefónica para poder mostrarla en el aeropuerto)
No es cuestión de ser tremendistas, pero sólo hay que imaginarse el efecto que puede tener esto en el viaje de una banda de gaitas. Esperemos que no sea para tanto.

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