Comentario de CD aparecido originalemente en el Anuariu de la Música Asturiana 2008, editorial Ámbitu.
FonoAstur; 2008; 11 temas; 41 minutos.
El segundo CD de Los Gatos del Fornu es un trabajo que, antes de escucharlo, despierta en mí mucho interés y aún más curiosidad. Considerando que fui miembro de la banda hasta justo la salida del primer CD y que procuré ser parte del proceso creativo en la mayor medida posible en ese trabajo. Na Cai, además de ser un trabajo más de tantos de los que aparecen en el mundo de la música asturiana, es para mí la respuesta a una pregunta que siempre se te pasa por la cabeza cuando te separas de un proyecto: ¿Qué tal les va sin mí? Afortunadamente, por lo que se ve y se escucha, les va muy bien.
Los Gatos es un grupo surgido a partir de una formación de bandina tradicional que ha ido poco a poco evolucionando hacia una formación más cercana al grupo folk asturiano típico, pero que supo no abandonar del todo su primera encarnación. En Na Cai, los Gatos siguen conservando elementos de bandina aunque los arreglos son cada vez más elaborados.
El núcleo de músicos que forman el grupo desde su primera época son Guillermo Pérez (gaita, whistles), Miguel Ángel Fernández (acordeón diatónico), Daniel Díez (guitarra), Moisés Cortina (tambor y cajón) y Raúl Alonso (pandero y pandereta). Junto a ellos están los miembros más recientes: Silvia Quesada (voz principal, panderetas), Rubén Bueno (flauta, whistles, voz), Moisés Álvarez (bouzouki) y Luis Senén Fernández (bajo). A pesar de tener una formación tan grande, aún hay sitio para colaboradores, destacando el contrabajo de Horacio A. García, el clarinete de Indalecio Santos, antiguo miembro del grupo, las voces de Herbamora y las percusiones de Jim Sutherland.
Sutherland es también el productor, y su mano se nota. El escocés ha trabajado con grupos de la talla de Shooglenifty y es el alma mater de proyectos de gran envergadura, como la actual Banda Europa, una orquesta folk con miembros de gran cantidad de nacionalidades. Los primeros miedos que me asaltaron cuando me enteré de que Sutherland iba a ser el productor fueron afortunadamente infundados. Con dos percusionistas en la formación de los Gatos y el conocimiento del tremendo amor de Sutherland por las percusiones, el disco tenía buenas posibilidades de acabar con demasiada percusión. Sin embargo, la experiencia y el buen gusto de grupo y productor prevalecen.
Probablemente es la voz de Silvia Quesada la que más ha ganado con la producción de Sutherland, no sólo a nivel de técnicas de grabación, sino también a nivel conceptual. En las notas del libreto nos enteramos de que el segundo tema del disco, Mar, iba a ser una de las canciones más movidas del disco, pero Sutherland descubrió en él un excelente tema tranquilo. Comenzando sólo con voz y cuerdas, poco a poco se va añadiendo el acordeón y los whistles, que van acompañando levemente la melodía con fragmentos y arreglos de algunos de los temas tradicionales asturianos más conocidos. En Oviedo no me Caso o Se Oye Sonar Una Gaita podrían resultar pesados una vez más, pero insertados con buen gusto redondean una de las mejores piezas del disco.
El proceso contrario le pasó al Temperendengue, que comenzó siendo un proyecto de tema lento y que aparece ahora como un medio tiempo mucho más interesante precedido por el Penamourán, una versión de Agua de la Fonte Clara de Pepín de Muñalén (Tuenda). Los Gatos del Fornu continúan creando comunidad global en el mundo del folk asturiano en Ramu, donde interpretan junto a las pandereteras de Herbamora un arreglo de un Ramu tradicional del oriente asturiano con un arreglo de Gabriel González Guerra, en otra época bouzoukista del grupo y ahora más bien apartado de la escena folk. Un arreglo sencillo y efectista que el grupo hizo muy bien en conservar y que se completa con una marcha de composición de Miguel Ángel Fernández, en la que se une al grupo la Banda de Gaitas Xiranda. Es uno de esos temas con los que se demuestra que la sencillez tiene muchas veces mucho más valor que el virtuosismo.
Siete temas cantados y cuatro instrumentales componen los cuarenta minutos del disco, demostrando la importancia de la voz solista de Silvia y la de Rubén Bueno, especialmente en Careo, una de las pocas canciones dialogadas reelaboradas por grupos de folk en Asturias. Saldiguera, Xota Xedré, La Danza y Son d‘Arriba completan los temas cantados acercándose más a la parte más tradicional, especialmente este último. Con sólo voz solista y pandereta, este tema se queda casi para transmisión oral, pues no hay mención alguna de él en el libreto.
A nivel personal uno puede ponerle algunas pegas a algunos temas. La Xota Xedré parece un poco acelerada y probablemente ganaría bastante con sólo bajrle la velocidad un par de puntos. Algunos de los temas instrumentales compuestos por miembros del grupo son víctimas hasta cierto punto de uno de los grandes males del folk asturiano: algunas acaban siendo casi simples sucesiones de notas que reproducen esquemas similares a los de los temas tradicionales típicos, sin buscar una identidad melódica que los diferencie del resto. La Sota, los dos Saltones de la Arena o el final de las Muñeiras de Montecerrao pueden ser ejemplos de esto, pero es ya sólo cuestión de gustos y del nivel de exigencia con el que se escuche el disco. Se puede disfrutar de todos esos temas de igual manera.
Hay que hacer mención especial a lo original del diseño de las carátulas, con fotomontajes de un gato hecho a la manera de un pequeño muñeco de LEGO recorriendo algunos rincones de Oviedo y Avilés y un antiguo mapa de Oviedo que sirve de fondo a los textos del libreto.
Hay que tener en cuenta que el disco lleva grabado desde Septiembre de 2007 y que su salida se retrasó casi un año por diversos motivos logísticos, por lo que el grupo sin duda ya ha evolucionado desde entonces y probablemente nos encontremos con unos Gatos más frescos y con más ganas de hacer llegar su música al público. Los Gatos del Fornu han sido especialmente fieles a su directo en este disco. Al contrario de lo que pasa a veces, lo que se oye en el CD (colaboraciones puntuales aparte) es lo que se puede oír en uno de los directos del grupo. Una excelente muestra de la etapa actual de la banda y de su evolución.
FonoAstur; 2008; 11 temas; 41 minutos.
El segundo CD de Los Gatos del Fornu es un trabajo que, antes de escucharlo, despierta en mí mucho interés y aún más curiosidad. Considerando que fui miembro de la banda hasta justo la salida del primer CD y que procuré ser parte del proceso creativo en la mayor medida posible en ese trabajo. Na Cai, además de ser un trabajo más de tantos de los que aparecen en el mundo de la música asturiana, es para mí la respuesta a una pregunta que siempre se te pasa por la cabeza cuando te separas de un proyecto: ¿Qué tal les va sin mí? Afortunadamente, por lo que se ve y se escucha, les va muy bien.
Los Gatos es un grupo surgido a partir de una formación de bandina tradicional que ha ido poco a poco evolucionando hacia una formación más cercana al grupo folk asturiano típico, pero que supo no abandonar del todo su primera encarnación. En Na Cai, los Gatos siguen conservando elementos de bandina aunque los arreglos son cada vez más elaborados.
El núcleo de músicos que forman el grupo desde su primera época son Guillermo Pérez (gaita, whistles), Miguel Ángel Fernández (acordeón diatónico), Daniel Díez (guitarra), Moisés Cortina (tambor y cajón) y Raúl Alonso (pandero y pandereta). Junto a ellos están los miembros más recientes: Silvia Quesada (voz principal, panderetas), Rubén Bueno (flauta, whistles, voz), Moisés Álvarez (bouzouki) y Luis Senén Fernández (bajo). A pesar de tener una formación tan grande, aún hay sitio para colaboradores, destacando el contrabajo de Horacio A. García, el clarinete de Indalecio Santos, antiguo miembro del grupo, las voces de Herbamora y las percusiones de Jim Sutherland.
Sutherland es también el productor, y su mano se nota. El escocés ha trabajado con grupos de la talla de Shooglenifty y es el alma mater de proyectos de gran envergadura, como la actual Banda Europa, una orquesta folk con miembros de gran cantidad de nacionalidades. Los primeros miedos que me asaltaron cuando me enteré de que Sutherland iba a ser el productor fueron afortunadamente infundados. Con dos percusionistas en la formación de los Gatos y el conocimiento del tremendo amor de Sutherland por las percusiones, el disco tenía buenas posibilidades de acabar con demasiada percusión. Sin embargo, la experiencia y el buen gusto de grupo y productor prevalecen.
Probablemente es la voz de Silvia Quesada la que más ha ganado con la producción de Sutherland, no sólo a nivel de técnicas de grabación, sino también a nivel conceptual. En las notas del libreto nos enteramos de que el segundo tema del disco, Mar, iba a ser una de las canciones más movidas del disco, pero Sutherland descubrió en él un excelente tema tranquilo. Comenzando sólo con voz y cuerdas, poco a poco se va añadiendo el acordeón y los whistles, que van acompañando levemente la melodía con fragmentos y arreglos de algunos de los temas tradicionales asturianos más conocidos. En Oviedo no me Caso o Se Oye Sonar Una Gaita podrían resultar pesados una vez más, pero insertados con buen gusto redondean una de las mejores piezas del disco.
El proceso contrario le pasó al Temperendengue, que comenzó siendo un proyecto de tema lento y que aparece ahora como un medio tiempo mucho más interesante precedido por el Penamourán, una versión de Agua de la Fonte Clara de Pepín de Muñalén (Tuenda). Los Gatos del Fornu continúan creando comunidad global en el mundo del folk asturiano en Ramu, donde interpretan junto a las pandereteras de Herbamora un arreglo de un Ramu tradicional del oriente asturiano con un arreglo de Gabriel González Guerra, en otra época bouzoukista del grupo y ahora más bien apartado de la escena folk. Un arreglo sencillo y efectista que el grupo hizo muy bien en conservar y que se completa con una marcha de composición de Miguel Ángel Fernández, en la que se une al grupo la Banda de Gaitas Xiranda. Es uno de esos temas con los que se demuestra que la sencillez tiene muchas veces mucho más valor que el virtuosismo.
Siete temas cantados y cuatro instrumentales componen los cuarenta minutos del disco, demostrando la importancia de la voz solista de Silvia y la de Rubén Bueno, especialmente en Careo, una de las pocas canciones dialogadas reelaboradas por grupos de folk en Asturias. Saldiguera, Xota Xedré, La Danza y Son d‘Arriba completan los temas cantados acercándose más a la parte más tradicional, especialmente este último. Con sólo voz solista y pandereta, este tema se queda casi para transmisión oral, pues no hay mención alguna de él en el libreto.
A nivel personal uno puede ponerle algunas pegas a algunos temas. La Xota Xedré parece un poco acelerada y probablemente ganaría bastante con sólo bajrle la velocidad un par de puntos. Algunos de los temas instrumentales compuestos por miembros del grupo son víctimas hasta cierto punto de uno de los grandes males del folk asturiano: algunas acaban siendo casi simples sucesiones de notas que reproducen esquemas similares a los de los temas tradicionales típicos, sin buscar una identidad melódica que los diferencie del resto. La Sota, los dos Saltones de la Arena o el final de las Muñeiras de Montecerrao pueden ser ejemplos de esto, pero es ya sólo cuestión de gustos y del nivel de exigencia con el que se escuche el disco. Se puede disfrutar de todos esos temas de igual manera.
Hay que hacer mención especial a lo original del diseño de las carátulas, con fotomontajes de un gato hecho a la manera de un pequeño muñeco de LEGO recorriendo algunos rincones de Oviedo y Avilés y un antiguo mapa de Oviedo que sirve de fondo a los textos del libreto.
Hay que tener en cuenta que el disco lleva grabado desde Septiembre de 2007 y que su salida se retrasó casi un año por diversos motivos logísticos, por lo que el grupo sin duda ya ha evolucionado desde entonces y probablemente nos encontremos con unos Gatos más frescos y con más ganas de hacer llegar su música al público. Los Gatos del Fornu han sido especialmente fieles a su directo en este disco. Al contrario de lo que pasa a veces, lo que se oye en el CD (colaboraciones puntuales aparte) es lo que se puede oír en uno de los directos del grupo. Una excelente muestra de la etapa actual de la banda y de su evolución.
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