En la pequeña avalancha de discos que aparecen en estas fechas destaca, como ya lo hizo su primer trabajo, el nuevo cd del trio asturiano DRD.
Surgido a raíz de los conciertos que se celebraron en el ciclo de Folk de Cámara en Gijón en 2003, DRD tomaba el nombre cogiendo la inicial del nombre de cada uno de sus miembros. Después de la salida de Diego Pangua del grupo, la formación no ha cambiado el nombre a pesar del cambio de inicial con la entrada de Borja Baragaño (desechando el evidente DRB en favor de la continuidad). Baragaño (flauta), Rubén Bada (guitarra) y Dolfu R. Fernández (violín y voz) hacen un folk directo, sobrio y sin subterfugios extras. El trio no tiene ninguna necesidad de recurrir a elementos externos si entre ellos tres desarrollan un discurso musical absolutamente autónomo. DRD se permite, eso sí, colaboraciones puntuales, con Horacio A. García al contrabajo en dos temas y Sergio Rodríguez (TUTU) al bajo en otros tres, además de la sospechosa presencia (wink, wink) de Burka Barganaz (gaita asturiana, percusiones) y Xosé da Silva (mandolina, violín, coros y hammond) en momentos puntuales.
El segundo disco de DRD, curiosamente sin más título que el nombre del grupo, tiene como tema central el molino. El diseño del cd lleva como motivo de portada tres muñecas hechas con paja, que después aparecen destruidas en diversos lugares del libreto y las contraportadas. Los temas, que en anterior trabajo llevaban siempre nombres de adverbios en asturiano, en este caso llevan los nombres de las partes del molino, y dos de los temas cantados tratan de molineros o molineras.
De doce temas, cuatro son cantados. Uno de ellos junta dos danzas en las que se ha hecho un labor interesante de recopilación, ya que una procede de una grabación procedente de una asturiana emigrada a California. Moxeca es la interpretación original de DRD de uno de los temas que aparecieron en el disco TUTU Studio y que además sirve para mostrar la relación del trio con el concejo de Ayande (recordando el trabajo que realizaron Dolfu R. Fernandez y Diego Pangua junto a Xosé Ambás sobre la música de esta zona, en el que también colaboró Bada). Otro tema que ya nos es conocido es Ñora, un tema recogido por Ambás en Balmonte y que ya apareciera en una de las reinterpretaciones de Camín de Cantares. El último tema cantado, Péndoles, es una tonada que también recorrió medio mundo (esta vez desde Suiza) hasta acabar en el repertorio de DRD. Aquí tenemos a Dolfu cantando arropado por diversas flautas de Borja Baragaño, que aprovecha los recursos del estudio de grabación para multiplicarse.
A nivel instrumental DRD sigue siendo igual de sobrio que en su anterior encarnación o mejor (el tiempo mejora a los músicos igual que al vino). Los temas varían entro lo puramente tradicional, los arreglos basados en la tradición y los temas compuestos por Rubén Bada, Luís González o Fernando Largo. DRD sigue interesante tendencia que se da últimamente por Asturias, donde parece que se redescubre a los músicos clásicos de la primera época del folk asturiano ya sin miedo a hacer interpretaciones propias.
Lo cierto es que estamos ante un disco redondo, bien pensado y bien trabajado, con pequeñas joyas como el arreglo de guitarra de La Farola de Tazones en Raidoriu, las mudances de violín y flauta de Canxilones, magníficas en su sencillez, o la estupenda entrada de Branzal, que además de servir de inicio a un tema tremendo bien podría servir como la música de entrada de cualquier programa de televisión (al estilo de lo que es No Hay Tal Andar para Camín de Cantares).
DRD sigue consiguiendo encontrar ese punto intermedio entre la complicación que todo trabajo necesita para resultar interesante y la naturalidad y espontaneidad, que son características indispensables para la música tradicional.
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