El articulo anterior resulta a posteriori un poco flojo por mi parte porque al final no estuve en San Vicente de la Barquera el Viernes.
No acostumbro a decir que voy a hacer una cosa para después echarme atrás, y menos aun si lo escribo antes en un periódico. Sin embargo, una serie de factores me hicieron quedarme en Oviedo esa noche. El día anterior y ese mismo por la mañana estuve grabando para dos proyectos diferentes: un disco de Héctor Braga y un proyecto personal junto a Xel Díaz del que ya hablaremos aquí. Eso unido a la sesión de la noche anterior equivalía a pocas horas de sueño. Considerando que el plan era conducir hasta Oviedo después del concierto, el plan se iba torciendo.
Sin embargo la verdadera razón que tuve para no ir fue simple. Tenia miedo que el concierto de Moving Hearts de esa noche no cumpliera con las tremendas expectativas que me había marcado con el que vi en Enero en Santiago de Compostela.
Haciendo un paralelismo, puedo hacer la computación con la situación de algunas personas mayores. Según pasan los años las personas van perdiendo facultades y el recuerdo que nos queda de ellos cambia. Me gustaría que la imagen que tengo de mi abuela fuera la de la persona que me cuidaba cuando era pequeño, la que me llevaba la comida cuando iba al conservatorio a mediodía entre las dos jornadas de clase (de mañana y tarde, nada de jornada continua como ahora), la que cocinaba unos filetes de carne y pescado que me ayudaron a crecer hasta el metro noventa. Sin embargo, ahora mismo la imagen mental que se me forma en la cabeza cuando pienso en mi abuela es la de una persona mayor, que no se puede valer por si misma y que necesita que en cierta forma le devolvamos toda esa ayuda que en su día ella nos dio.
Con el concierto de Moving Hearts pasa algo parecido. No quiero decir que de Enero a esta fecha el grupo vaya a sonar peor a causa de sus habilidades, pero si a causa de las circunstancias. Y hablando con gente que estuvo en ambos conciertos, parece que hice bien.
El concierto de Enero fue uno de los mejores que vi en mi vida (quizá el mejor). Ese es el recuerdo con el que me quiero quedar. Quiero el recuerdo de Moving Hearts sonando impecables en un teatro, no en campo abierto compartiendo cartel con muchos otros grupos. Moving Hearts con una prueba de sonido de varias horas, no con prisas por tener que compartir escenario con otros. Con un publico que paga una entrada porque va expresamente a ver el concierto, mucho mas proclive a respetar al resto de los espectadores que alguien que va de fiesta a San Vicente por casualidad. Un Moving Hearts relativamente cercano, con miembros del grupo llamándome a mi por telefono para confirmar una entrevista y luego mezclándose con la gente en pubs, no saliendo del recinto rodeados de coches de la Guardia Civil en plan exclusivo (probablemente por exigencias estúpidas de algún manager con delirios de grandeza). Un Moving Hearts con Donal Lunny, no con Manus Lunny (que me encanta, pero no es lo mismo).
Con esto no quiero decir que el concierto de San Vicente fuera malo (tampoco podría opinar decentemente sin haber estado allí). La gente que los veía por primera vez quedo contenta de la actuación y se podía disfrutar de la música perfectamente. Los músicos siguen siendo de primera linea y van a responder sea donde sea. Pero no fue lo mismo que en Santiago.
Me hubiera gustado ver a Naheba y a la Kocani Orkestar, pero otra vez sera.
Quizá sea una óptica un poco cobarde, no arriesgarse a ver un concierto de uno de tus grupos preferidos por miedo a que sea peor que el anterior, pero a veces creo que hay que conformarse con lo que ya tuvimos anteriormente.
En el fondo, qué narices. Son mis mitos personales, y hago con ellos lo que me da la gana :-)
No acostumbro a decir que voy a hacer una cosa para después echarme atrás, y menos aun si lo escribo antes en un periódico. Sin embargo, una serie de factores me hicieron quedarme en Oviedo esa noche. El día anterior y ese mismo por la mañana estuve grabando para dos proyectos diferentes: un disco de Héctor Braga y un proyecto personal junto a Xel Díaz del que ya hablaremos aquí. Eso unido a la sesión de la noche anterior equivalía a pocas horas de sueño. Considerando que el plan era conducir hasta Oviedo después del concierto, el plan se iba torciendo.
Sin embargo la verdadera razón que tuve para no ir fue simple. Tenia miedo que el concierto de Moving Hearts de esa noche no cumpliera con las tremendas expectativas que me había marcado con el que vi en Enero en Santiago de Compostela.
Haciendo un paralelismo, puedo hacer la computación con la situación de algunas personas mayores. Según pasan los años las personas van perdiendo facultades y el recuerdo que nos queda de ellos cambia. Me gustaría que la imagen que tengo de mi abuela fuera la de la persona que me cuidaba cuando era pequeño, la que me llevaba la comida cuando iba al conservatorio a mediodía entre las dos jornadas de clase (de mañana y tarde, nada de jornada continua como ahora), la que cocinaba unos filetes de carne y pescado que me ayudaron a crecer hasta el metro noventa. Sin embargo, ahora mismo la imagen mental que se me forma en la cabeza cuando pienso en mi abuela es la de una persona mayor, que no se puede valer por si misma y que necesita que en cierta forma le devolvamos toda esa ayuda que en su día ella nos dio.
Con el concierto de Moving Hearts pasa algo parecido. No quiero decir que de Enero a esta fecha el grupo vaya a sonar peor a causa de sus habilidades, pero si a causa de las circunstancias. Y hablando con gente que estuvo en ambos conciertos, parece que hice bien.
El concierto de Enero fue uno de los mejores que vi en mi vida (quizá el mejor). Ese es el recuerdo con el que me quiero quedar. Quiero el recuerdo de Moving Hearts sonando impecables en un teatro, no en campo abierto compartiendo cartel con muchos otros grupos. Moving Hearts con una prueba de sonido de varias horas, no con prisas por tener que compartir escenario con otros. Con un publico que paga una entrada porque va expresamente a ver el concierto, mucho mas proclive a respetar al resto de los espectadores que alguien que va de fiesta a San Vicente por casualidad. Un Moving Hearts relativamente cercano, con miembros del grupo llamándome a mi por telefono para confirmar una entrevista y luego mezclándose con la gente en pubs, no saliendo del recinto rodeados de coches de la Guardia Civil en plan exclusivo (probablemente por exigencias estúpidas de algún manager con delirios de grandeza). Un Moving Hearts con Donal Lunny, no con Manus Lunny (que me encanta, pero no es lo mismo).
Con esto no quiero decir que el concierto de San Vicente fuera malo (tampoco podría opinar decentemente sin haber estado allí). La gente que los veía por primera vez quedo contenta de la actuación y se podía disfrutar de la música perfectamente. Los músicos siguen siendo de primera linea y van a responder sea donde sea. Pero no fue lo mismo que en Santiago.
Me hubiera gustado ver a Naheba y a la Kocani Orkestar, pero otra vez sera.
Quizá sea una óptica un poco cobarde, no arriesgarse a ver un concierto de uno de tus grupos preferidos por miedo a que sea peor que el anterior, pero a veces creo que hay que conformarse con lo que ya tuvimos anteriormente.
En el fondo, qué narices. Son mis mitos personales, y hago con ellos lo que me da la gana :-)
6 comentarios:
una pena no haberte visto por san vicente,prometo colgar algún video con aviso en el foro de folk cántabro habitual para mitigarte el "mono" un poco.También colgaré de naheba,altan,cahórnega y oysterband..con cuantagotas todo,eso si.
Los de la escolta de la civil fue la comidilla-cachondeo de los que estuvimos...
A ver si te puedes acercar a sauga o a orejo.
PD: en el festi hubo gente que los vió en santiago y no le gustó el concierto y aquí si..ya ves..hay opiniones para todos los gustos.
No estuvo mal el concierto, siempre es bueno ver en directo a dos clásicos como O'Connor y Spillane.Joer el Spillane,esta hecho un toro (fisicamente hablando..hehe)
Pero,personalmente,donde este Altan que se quite todo lo demás :)
Ya veremos lo de Orejo o Sauga. A ver como quedan las fechas.
¿Entonces estaba Mánus Lunny en vez de Dónal? Me hubiera gustado verlo; se me hace muy difícil imaginarme a Moving Hearts sin el estilo inconfundible de Dónal.
bueno yo estuve en santiago viendo moving hearts en fila 1, y en san vicente me parecio como que faltaba algo, no habia esa sensacion que habia en santiago, que parecia que casi los podiamos tocar , aqui fue segun mi punto de vista algo distinto, quiza fuese la ausencia de donal lunny que canaliza muy bien esa comunicacion grupo-espectador, por otra parte fue genial para mi poder colarme antse de que finalizase la pruieba de sonido y que noel eccles se llevase mi dvd y me lo devolviese al poco rato firmado por todos,menos donal..tambien fue genial poder charlar con martin o'connor que andaba poco antes de la actuacion por el recinto como si tal cosa.. sobre altan, para mi gran sorpresa, fueron capaces de contactar con el publico y animarnos a todos, tb oysterband(geniales) y en general todos muy bien, lastima del tiempo que llovuio mucho pero al final pudimos ver todo.... un abrazo desde valladolid, chalber
Bueno, en mi caso tampoco puedo hacer comparaciones, ni valorar lo que se notó o no la ausencia de Donal, porque no estuve en Santiago. Pero ya tenía ganas de ver a Moving Hearts después de lo que había leido por aquí ;c)). Lo se San Vicente, para mí, fue genial, un conciertazo en toda regla, directo a la lista de "mejores conciertos de mi vida" sin duda.
Lo de si es mejor ver este tipo de conciertos en festivales como el de San Vicente o en un teatro donde la gente va a lo que va es la eterna discusión. Personalmente me gustan las dos cosas y aunque a veces resulte un poco molesto que algunos no callen mientras Mairead de Altan canta uno de sus estremecedores temas lentos, también es cierto que para los temas rápidos se agradece estar rodeado por una multitud ruidosa, con un ambiente más cálido que en un teatro. Todo esto, claro, mientras no se llegue al desmadre de Ortigueira, donde uno no puede ni acercarse a las primeras filas y disfrutar de la música debidamente. En ese sentido creo que el de San Vicente es un festival muy equilibrado y con un cartel muy interesante en las tres ediciones que van, ojalá se consolide. Además el sitio, con esa pedazo playa al lado, y la zona de acampada libre son geniales para pasar un fin de semana.
Oysterband también me gustaron mucho en su estilo. Y Altan, por supuesto, siendo uno de mis grupos favoritos, pues jamás me cansaría de escucharles, y como han dicho por ahí estuvieron muy bien en San Vicente, conectando con el público.
Publicar un comentario