viernes, diciembre 21, 2007

Precariedades

Uno de los factores más interesantes del mundillo de la música folk es el hecho de que muchas veces no hacen falta intermediarios a la hora de la organización de conciertos, al menos a nivel local. De esta forma, en algunos casos es posible que los organizadores de un evento se ahorren los gastos que cobraría una oficina de management simplemente contactando de manera directa con los grupos o artistas y los grupos pueden conseguir conciertos aún sin ser lo "suficientemente importantes" como para que a una compañía le resulte rentable moverlos.

Sin embargo, esta familiaridad a veces juega malas pasadas. Los conciertos que se cobran tarde, mal y nunca, lugares poco adecuados para tocar o la poca comunicación son algunos de los problemas a los que se arriesgan ambas partes.

Hace una temporada, por ejemplo, Tuenda tenía un concierto previsto en Corvera que se suspendió el día antes de la fecha programada, con lo que el grupo se quedó sin tocar, sin cobrar y perdiendo un día en el que quizá podría haber tocado. Así todo, se entiende que a veces hay contratiempos inevitables y que las cosas pueden salir mal. El organizador, Bras Rodrigo, promete trasladar la fecha del concierto a un futuro cercano. El concierto se fija para el día de hoy (21 de Diciembre), Tuenda junto a Mariluz Cristobal Caunedo.

Ayer mismo, Tuenda trata de contactar con Bras para ultimar los detalles del concierto, pero nadie responde al teléfono. Al final reciben un mensaje de texto que les notifica que el concierto se suspende (de nuevo). De nuevo a 24 horas vista, con todos los arreglos hechos.

Sinceramente, no es que el grupo vaya a perder la posibilidad de tocar en otro lugar, dadas las fechas, pero sí que trastoca la vida de los músicos. La música folk no da para vivir y para ejercer de músico la mayoría de las veces hay que maniobrar alrededor de los trabajos "de verdad". En este caso, Xosé Ambás tuvo que buscarse la vida para cambiar el día de guardia en el hospital con un compañero y trastocar no sólo su vida (lógicamente) sino la de otras personas a su alrededor y al final no sirvió para nada.

El hecho de que el organizador falle la primera vez es de alguna manera, comprensible. Dos veces con 24 horas de diferencia con la hora del concierto y sin tener la decencia de al menos dar la cara con una llamada telefónica es imperdonable. Entre esto y todo el tema del concierto de Felpeyu en Trasona en San Juan de 2006, parece que habrá que negarse directamente a ir a tocar allí, no vaya a ser...

Al final va a ser verdad que los músicos asturianos de folk son semiprofesionales. Profesionales por que se les exige (comprensiblemente) un comportamiento correcto y una actitud ejemplar como en cualquier trabajo. Semi porque muchas veces se considera que como uno toca porque le gusta, se le debe aproximadamente la mitad del respeto que se daría a otro.

Queda mucho trabajo por hacer. Personalmente doy gracias a que no dependo de la música para vivir y que la gente con la que trabajo me permite (hasta cierto punto) hacer esas maniobras para organizar la vida musical alrededor. También hay que dejar claro que hay montones de organizadores de conciertos con los que da gusto tratar.

Muchas veces nos quejamos de los managers, pero al menos cuando se trabaja con ellos no pasan estas cosas.

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