viernes, enero 16, 2009

La Magia no deja de ser Magia.

A lo largo de nuestra vida nos vamos encontrando con momentos mágicos, cosas que superan nuestra capacidad para describir un evento, un momento o una ocasión especial. Son experiencias que solamente podemos calificar como mágicas. O al menos, son mágicas en un principio.

La magia de Papá Noel, de los Reyes Magos, del Ratoncito Pérez, del la primera vez que vamos al circo, de la actuación de un mago, del momento puntual en el que nos damos cuenta de que el libro que estamos leyendo se convierte en uno de los mejores de nuestra vida, la magia de la música....

Hoy en día podemos usar la ciencia y/o la experiencia para explicar, demostrar o razonar esos momentos. Cuando crecemos descubrimos que las figuras mágicas que nos dejan regalos son simplemente una extensión de la buena voluntad de nuestros familiares (y la continuación de la sociedad de consumo). Podemos llegar a aprender a hacer malabarismos nosotros mismos, o estudiar los procesos que se usan para conseguir que una persona se ría. Podemos ir descubriendo poco a poco algunos de los trucos de magia de un mago. Podemos aprender las técnicas y las artimañas que usa un escritor para hacer que una novela sea superventas o un guión se transforme en una película de éxito.

También podemos analizar lo que hace que un disco se convierta en superventas. Hay un montón de recursos musicales para hacer un tema más agradable al oído del público típico. La música puede ser analizada de modo matemático, como una sucesión de valores que recogen duración, intensidad, frecuencia (de tiempo y timbre) o modulación de las notas, como una estadística.... La música puede medirse de modo físico y se pueden realizar estudios sociológicos con los resultados, con lo que es posible saber qué recursos hacen a un tema o a una obra más o menos popular. De hecho, una buena parte de la industria discográfica se basa en esto.

Pero hay un punto que no podemos cuantificar.

Después de años de saber que no son los reyes los que dejan los regalos en nuestras casas el 6 de Enero, seguimos celebrándolo. Después de aprender a hacer trucos de magia seguimos viendo al mago que sale por la tele. Después de saber analizar en detalle una novela continuamos sorprendiéndonos cuando el autor consigue hilvanar de forma genial todos esos hilos. Y después de conocer la ciencia detrás de la música, ésta sigue llegándonos al corazón y a las entrañas.

Y es que la magia no deja de ser magia por el simple hecho de que podamos explicarla.

1 comentario:

Sanyallana dijo...

Espectacular el texto Alberto.
Saludos.