Artículo aparecido en el semanario Les Noticies.
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Hay cuatro de las figuras jóvenes del folk de las Islas Británicas que curiosamente proceden del mismo sitio, el grupo Equation. La menos conocida de todas es la cantante Kathryn Williams, pero por esa misma formación pasaron también dos de las voces más conocidas de los últimos años: Kate Rusby y Cara Dillon. Sin embargo, en los últimos tres años hemos sido testigos del éxito de Seth Lakeman, que anteriormente nunca sobrepasaba ese papel de músico de apoyo tocando tanto con Equation como junto a Cara Dillon (su hermano Sam es el marido de Cara).
El primer contacto que tuve con Lakeman fue a través de un concierto de Cara Dillon en Oviedo. Tocando la guitarra tenor y el violín añadía un componente rítmico que eliminaba la poco probable posibilidad de aburrirse en un concierto de una cantante ya de por si excelente. Más tarde, charlando un poco con él, noté que el hombre no sólo tenía un talento musical enorme sino que además tenía un entusiasmo por la música igual de grande. Como no, acabamos en un chigre compartiendo melodías junto a unos cuantos músicos asturianos, con buena música y buena compañía.
Por esas fechas ya había grabado su primer cd en solitario, The Punch Bowl (2002), basado en la música de Dartmoor, una zona de Devon rica en historias y leyendas de donde provienen los Lakeman. Muchos de los temas de sus trabajos posteriores proceden también de allí. El cd era interesante pero no era nada fuera de lo común.
En 2004 Seth publica Kitty Jay, un trabajo de un músico que ha recorrido una buena parte de su camino musical a pesar de su corta edad. Kitty Jay es un cd que bebe de montones de influencias, pero que las junta todas para crear un estilo propio. Hay montones de grabaciones excelentes que pasan sin pena ni gloria por el mercado musical británico, pero afortunadamente no fue el caso de esta. Seth Lakeman tuvo la fortuna de ser candidato al Mercury Award. Este premio es famoso porque suele recaer en artistas no muy conocidos y trae consigo un el reconocimiento de la parte más generalista del mercado.
A pesar de no resultar ganador, la candidatura (al lado de formaciones tan conocidas como Coldplay, por ejemplo) trae consigo una mayor notoriedad para Lakeman, que consigue colocar Kitty Jay en el número 100 de las listas británicas. No está mal para un tipo que canta, toca el violín y la guitarra tenor. El álbum es excelente y fresco, con canciones inimitables como We Fight For Freedom o Kitty Jay, una canción que solo utiliza la voz y el violín rítmico de Seth. El cd demuestra que se puede hacer música excelente con poco presupuesto, pues la producción no llegó a costar 500 euros.
El tercer disco de Seth Lakeman supuso su verdadero salto a la fama en la escena folk de Inglaterra. Freedom Fields (2006) llegó al puesto 32 de las listas generalistas británicas y le valió dos premios en los BBC Radio 2 Folk Awards de 2007. Lakeman supo usar una estética destinada a triunfar en el público general (especialmente el femenino, con una banda de chicos jóvenes que físicamente no son los Backstreet Boys pero tampoco se alejan mucho) sin comprometer para nada el contenido. Los temas siguen teniendo los mismos instrumentos acústicos y la mayoría siguen tratando de historias y leyendas de Dartmoor u otras partes de Inglaterra. El Cd tiene tanto éxito que apenas dos meses después de su publicación aparece una nueva edición con una casa discográfica importante, Relentless.
A los 30 años, Lakeman es un músico lleno de energía que constantemente incorpora temas nuevos a su repertorio. A lo largo de los conciertos de los últimos dos años (que han sido muchos) ya ha ido estrenando los temas de su cuarto disco, que verá la luz este verano. Parece que su música evoluciona hacia una vertiente algo más eléctrica, pero siempre siendo fiel a la raíz de estilo tradicional. Su relativa notoriedad no le ha transformado en un divo, sino en un abanderado de la sabiduría popular de su lugar de origen. Ojalá el folk británico nos siga dando figuras como él.
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Hay cuatro de las figuras jóvenes del folk de las Islas Británicas que curiosamente proceden del mismo sitio, el grupo Equation. La menos conocida de todas es la cantante Kathryn Williams, pero por esa misma formación pasaron también dos de las voces más conocidas de los últimos años: Kate Rusby y Cara Dillon. Sin embargo, en los últimos tres años hemos sido testigos del éxito de Seth Lakeman, que anteriormente nunca sobrepasaba ese papel de músico de apoyo tocando tanto con Equation como junto a Cara Dillon (su hermano Sam es el marido de Cara).
El primer contacto que tuve con Lakeman fue a través de un concierto de Cara Dillon en Oviedo. Tocando la guitarra tenor y el violín añadía un componente rítmico que eliminaba la poco probable posibilidad de aburrirse en un concierto de una cantante ya de por si excelente. Más tarde, charlando un poco con él, noté que el hombre no sólo tenía un talento musical enorme sino que además tenía un entusiasmo por la música igual de grande. Como no, acabamos en un chigre compartiendo melodías junto a unos cuantos músicos asturianos, con buena música y buena compañía.
Por esas fechas ya había grabado su primer cd en solitario, The Punch Bowl (2002), basado en la música de Dartmoor, una zona de Devon rica en historias y leyendas de donde provienen los Lakeman. Muchos de los temas de sus trabajos posteriores proceden también de allí. El cd era interesante pero no era nada fuera de lo común.
En 2004 Seth publica Kitty Jay, un trabajo de un músico que ha recorrido una buena parte de su camino musical a pesar de su corta edad. Kitty Jay es un cd que bebe de montones de influencias, pero que las junta todas para crear un estilo propio. Hay montones de grabaciones excelentes que pasan sin pena ni gloria por el mercado musical británico, pero afortunadamente no fue el caso de esta. Seth Lakeman tuvo la fortuna de ser candidato al Mercury Award. Este premio es famoso porque suele recaer en artistas no muy conocidos y trae consigo un el reconocimiento de la parte más generalista del mercado.
A pesar de no resultar ganador, la candidatura (al lado de formaciones tan conocidas como Coldplay, por ejemplo) trae consigo una mayor notoriedad para Lakeman, que consigue colocar Kitty Jay en el número 100 de las listas británicas. No está mal para un tipo que canta, toca el violín y la guitarra tenor. El álbum es excelente y fresco, con canciones inimitables como We Fight For Freedom o Kitty Jay, una canción que solo utiliza la voz y el violín rítmico de Seth. El cd demuestra que se puede hacer música excelente con poco presupuesto, pues la producción no llegó a costar 500 euros.
El tercer disco de Seth Lakeman supuso su verdadero salto a la fama en la escena folk de Inglaterra. Freedom Fields (2006) llegó al puesto 32 de las listas generalistas británicas y le valió dos premios en los BBC Radio 2 Folk Awards de 2007. Lakeman supo usar una estética destinada a triunfar en el público general (especialmente el femenino, con una banda de chicos jóvenes que físicamente no son los Backstreet Boys pero tampoco se alejan mucho) sin comprometer para nada el contenido. Los temas siguen teniendo los mismos instrumentos acústicos y la mayoría siguen tratando de historias y leyendas de Dartmoor u otras partes de Inglaterra. El Cd tiene tanto éxito que apenas dos meses después de su publicación aparece una nueva edición con una casa discográfica importante, Relentless.
A los 30 años, Lakeman es un músico lleno de energía que constantemente incorpora temas nuevos a su repertorio. A lo largo de los conciertos de los últimos dos años (que han sido muchos) ya ha ido estrenando los temas de su cuarto disco, que verá la luz este verano. Parece que su música evoluciona hacia una vertiente algo más eléctrica, pero siempre siendo fiel a la raíz de estilo tradicional. Su relativa notoriedad no le ha transformado en un divo, sino en un abanderado de la sabiduría popular de su lugar de origen. Ojalá el folk británico nos siga dando figuras como él.
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