miércoles, febrero 07, 2007

Celtic Connections (1)

Sencillamente no hay palabras para describir un festival de la envergadura de Celtic Connections. Cualquier cosa que se diga no hace justicia, especialmente si se vive desde dentro.

Este año tuve la oportunidad de tocar en el festival como parte de la banda del grupo Tejedor. Nuestra estancia en el festival duró desde la noche del Lunes 22 de Enero hasta la madrugada del Jueves 25. Apenas dos días completos que dieron para mucho más de lo que podría parecer.

Para empezar las cosas bien, el día 22 salimos desde el aeropuerto de Asturias con dos horas de retraso hacia Londres-Stansted y, por supuesto, perdemos el enlace Londres-Glasgow por quince minutos. Afortunadamente usamos la misma compañía en los dos vuelos y nos meten en el siguiente un par de horas más tarde. Tuvimos más suerte que unas chicas de Barcelona que volvían a casa y se tuvieron que quedar a pernoctar en Stansted sin batería en los móviles. Les prestamos la batería de mi móvil para que hagan un par de llamadas y las orientamos hacia unos aparatos que acabamos de ver en el aeropuerto que cargan cualquier tipo de móvil previo pago de 2 libras. Qué modernos.

En Stansted las cosas van normalmente según están escritas y no se da el brazo a torcer ni en broma. En Asturias facturamos todo el equipaje juntos y no tuvimos problemas de exceso de peso. En Londres cada uno tuvo que facturar su equipaje por separado. Hubo que pagar extra por los 9 kilos de más del flycase de los acordeones y 1 kilo extra de otra persona. Por supuesto, no importó que a algunos fueramos más ligeros de equipaje. Tomamos nota para organizar el equipaje a la vuelta.

Los acordeones, el teclado y mi bouzouki fueron facturados como equipaje frágil. Es doloroso separarse de los instrumentos pero al menos nos dejan ver la pantalla de los rayos X en el control de seguridad. Lección 1: Ver instrumentos con un aparato de rayos X es realmente interesante.

Pasamos por el control de seguridad. Sólo permiten una bolsa de mano por persona, pero hicieron una excepción con una pandereta por alguna extraña razón. Después de los rayos X y un pequeño registro para algunos hay que descalzarse y pasar los zapatos por otro aparato de rayos x. Reconozco que los que operan esas máquinas no tienen el mejor trabajo del mundo...

El vuelo no tuvo mayores incidencias y los instrumentos llegaron a su destino sin problemas ni desperfectos (quitándonos a alguno la tonelada de malestar que llevabamos encima). Una furgoneta del festival nos espera para llevarnos hasta el hotel en Glasgow.

Celtic Connections, además de ser un festival para el público, es un festival para los músicos. Casi todos los artistas están alojados en el mismo hotel, un Holiday Inn casi en el centro de Glasgow, donde todos los días a partir de las 10:30 p.m. van pasando la mayoría de los grupos por el Festival Club, tocando entre 20 minutos y media hora. El ambiente que se respira es excepcional. Según doblas una esquina en el hotel te encuentras tanto con figuras consagradas del mundo del folk como con jóvenes promesas que en poco tiempo serán artistas de primera linea.

Esto lo descubrimos después de acomodarno en nuestras respectivas habitaciones. El Lunes era un día bastante tranquilo, pero mientras tomábamos algo en el bar del hotel te encontrabas con gente como Karine Polwart, Ian Carr, Kate Rusby, Seamus Egan, Seamus Begley, Eamonn McElholm, Marc Duff o Manus Lunny. También tuve la ocasión de conocer por fín en persona a la arpista Rachel Hair, que además de tocar varias veces en el festival presentando su cd también hacía las veces de presentadora de radio en una emisora creada específicamente para el festival.

De ahí, y a pesar del cansancio acumulado, bajamos al Festival Club donde pudimos ver al grupo canadiense The McDades, que en directo resultaron ser mucho más interesantes de lo que había escuchado en grabaciones, y a un cantautor de Seattle del que no recuerdo su nombre.

En el Club nos encontramos con Isaac Palacín, de Berrogüetto y con el técnico de sonido del grupo. Nos comentaron que tuvieron serios problemas con el equipaje. Habían decidido llevar todos los instrumentos en un único flycase que pesaba más de 100 kilos y habían hablado con la aerolinea (RyanAir) para asegurarse de que podían hacerlo. Supuestamente les dieron el visto bueno, pero uno no se puede fiar de nada cuando vuela a Stansted. Al hacer el transbordo para Glasgow, en RyanAir se negaron a llevar el flycase. La única solución fue dejar atrás al técnico de sonido, alquilar una furgoneta y transportar en ella el flycase, que llegó apenas dos horas antes del concierto.

Independientemente de si el enorme flycase fue o no fue una buena idea, desde RyanAir en Santiago debieron decirles que no les iban a dejar llevarlo hasta Glasgow. La compañía sigue apuntándose tantos (negativos). El flycase de Berrogüetto se convirtió en un tema recurrente en el festival. Lección 2: No hay que fiarse de los que dicen las aerolineas por teléfono.

Como al día siguiente había mucho que hacer, nos retiramos para dormir un poco.

Continuará...

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