Hace unos días, en un pequeño interludio entre tema y tema en una de las sesiones en Oviedo, se nos acercó una chica con las típicas preguntas sobre instrumentos y demás. Según dijo, ella había estudiado violín clásico y se interesó sobre la forma en la que elegíamos los temas que tocábamos. Al explicarle la forma en la que uno de los músicos comienza un tema y va encadenando otros se mostró relativamente extrañada y comentó que ella no sería capaz de hacer algo parecido sin partituras.
Hasta ahí todo bien. No todo el mundo se las arregla sin partituras (y algunos no nos arreglamos muy bien con ellas a primera vista, a cada cual lo suyo). Al preguntar sobre la afinación del bouzouki le comenté que era parecida a la del violín, que sólo cambiaba la cuerda más aguda y que era un tono menos (un Re en vez del Mi del violín). De nuevo se extrañó y preguntó que cómo me las arreglaba para afinar si no estaba afinado por quintas. No sé si me pierdo algo o si la chica ya no coordinaba muy bien a causa de lo que hubiera bebido (se me da bastante mal distinguir cuando la gente está algo borracha y cuando no, a menos que sea bastante evidente), pero no me parece que el hecho de que el bouzouki no esté afinado en quintas sea un handicap grave para la afinación. Así todo, mostré mi afinador electrónico con su cablecito. "Ah, haces trampa" dijo ella.
Es curioso que recurrir a elementos "modernos" para hacer algo como afinar sea hacer trampa en algunos círculos en los que, al mismo tiempo, se recurre a las partituras como algo básico y esencial en la práctica totalidad de las ocasiones. Son cosas totalmente diferentes, pero tienen su relación.
Esta pequeña anécdota me sirvió para pensar un poco en las diferentes etapas de adquisición de una habilidad como la interpretación musical. Permitanme explicarme.
Al adquirir una nueva habilidad o aprender algo nuevo hay cuatro etapas, que podemos ejemplificar con los equivalentes al aprender a montar en bicicleta.
1. Incompetencia inconsciente (II): Vemos la habilidad desde fuera, pero no sabemos ni cómo se hace ni cómo empezar a hacerlo. No sabemos ni siquiera que no sabemos hacer la actividad porque aún no la hemos experimentado. No tenemos ni idea de cómo montarnos en una bicicleta. Puede que ni siquiera podamos reconocer lo que es.
2. Incompetencia consciente (IC): Empezamos a aprender y nos damos cuenta de las cosas que sabemos las que no. Descubrimos poco a poco las cosas que nos hacen falta para dominar la habilidad. Sabemos que no sabemos realizar la actividad bien. Aprendiendo a andar en bicicleta vamos descubriendo poco a poco lo que nos hace falta, ponemos dos ruedas pequeñas para ayudar a mantener el equilibrio, nos hacemos un lío con los cambios de marcha.
3. Competencia consciente (CC): Dominamos el tema si nos concentramos en ello, si recordamos las normas o lo que tenemos que hacer. Al montar en bici es cuando ya podemos hacerlo sin peligro, pero tenemos que seguir poniendo la atención en guardar el equilibrio bien y tenemos que pensar qué tenemos que apretar para frenar o para cambiar de marcha.
4. Competencia inconsciente (CI): Dominamos la habilidad y la automatizamos, de forma que no tenemos que pensar en ello para hacerlo. Nos sale de manera natural. Podemos montar en bici y mantener una conversación normal con el que va al lado sin tener que pensar en lo que tenemos que hacer para no caernos y cambiamos las marchas cuando nos hace falta de manera automática.
Para ilustrarlo un poco mejor aquí van otros ejemplos:
Ir caminando de mi casa a la estación de tren
II: No sé que hay una estación de tren en mi ciudad, no sé donde está o no sé caminar.
IC: Voy de camino a la estación usando un mapa o preguntando.
CC: Voy de camino a la estación escogiendo conscientemente por que calles voy en cada momento.
CI: Voy a la estación escuchando música o pensando en mis cosas, sin trazar la ruta mentalmente de forma consciente.
Hablar un segundo idioma
II: Cuando alguien habla otro idioma, no entiendo ni torta. No reconozco el idioma.
IC: Voy aprendiendo palabras y frases. Reconozco el idioma cuando lo hablan otros gracias a alguna palabra suelta.
CC: Domino el idioma la bastante para mantener una conversación, pero traduciendo mentalmente lo que voy a decir y lo que me dicen.
CI: No me hace falta pensar las cosas en castellano para hablar o entender a alguien que habla en el idioma aprendido.
Al tocar un instrumento la estructura de las cuatro fases podría ser la siguiente:
II: No sabemos dónde hay que pulsar, soplar, frotar, golpear, etc... para hacer sonar un instrumento. No sabemos cogerlo. Puede que no sepamos ni que algo es un instrumento musical.
IC: Vamos adquiriendo conocimientos, sabemos más o menos lo que tenemos que hacer para que suene cada nota. Aprendemos a leer una partitura.
CC: Más o menos, dominamos el instrumento si nos concentramos en ello y pensamos en lo que tenemos que hacer.
CI: Automatizamos el proceso de tocar. No pensamos en las notas que tocamos sino en el conjunto del tema musical.La música se convierte en un modo de expresión más.
A la hora de aprender/estudiar música, lo óptimo sería pasar por las cuatro fases. El problema es que en muchos casos, el aprendizaje clásico de música se queda en la competencia consciente y desarrollar las aptitudes para alcanzar la competencia inconsciente es cuestión ya de cada músico de manera individual y por su cuenta.
En el caso casi contrario, el aprendizaje de un instrumento tradicional a veces (dependiendo mucho del método) lleva a saltarse por completo la parte de competencia consciente, pasando directamente a la última fase. Es decir, se domina el instrumento de manera natural pero no se entiende por qué. Falta la base lógica.
Yo me encuentro en este caso en muchas ocasiones. A pesar de tener un cierto grado de formación clásica (bastante incompleta), la mayor parte de los conocimientos musicales que he ido adquiriendo a lo largo de los años han sido más bien instintivos. He ido encajando cosas que tenían sentido a base de ensayo y error sin tratar de buscarle una explicación racional a las sensaciones. Cuando toco algo no pienso en qué notas que hay que tocar, sino en el conjunto de la melodía. Eso es fenómeno, pero muchas veces pierdes la versatilidad cuando las situaciones requieren razonar por qué se hacen las cosas.
La violinista del principio de la entrada no puede (o le costaría mucho) aprender un tema de oído sobre la marcha en una sesión, por ejemplo, cosa que a mi me resulta relativamente natural. Sin embargo ella podría tocar perfectamente una pieza de música con la partitura delante a primera vista, que es algo que yo no puedo hacer en un tiempo razonable. Puedo leer una partitura, pero no con la agilidad suficiente como para tocarla a primera vista ni mucho menos.
Los mejores músicos del mundo son los que son capaces de circular entre la competencia consciente y la competencia inconsciente con libertad, racionalizando lo justo y lo necesario y dejando al instinto y a la creatividad el resto. El método Suzuki suele crear músicos que entran fácilmente en esta categoría. ¿No sería buena idea adaptarlo al aprendizaje de otros tipos de música?
3 comentarios:
Berto!! mi madre que rebanamientos y despanzurros de coco te das macho. Muy buena entrada pero te faltaron dos procesos:
5-Prepotencia consciente. Dominamos el tema si nos concentramos en ello, recordamos y cometamos lo que nos costo la bici y lo superior que es de la del otro. Argumentamos lo superor de nuestra técnica de pedaleo frente la del otro basandonos en que nosotros paseamos en bici con tal o cual ciclista. Memoramos nuestras hazañas al manillar y nuestras multiples colaboraciones y aportaciones con tal equipo o tal marca.
6-Prepotencia incosciente.
Dominamos la habilidad y la automatizamos, ya solo nos basta con mirar por encima del hombro o no contestar cuando nos saludan.Nos sale de manera natural. Podemos montar en bici y estar rajando de otros con el que va al lado sin tener que pensar incluso rajar del ques esta al lado mentalmente para practicar.Nosotros no necesitamos aprender nada nosotros ya lo sabemos todo.
Y lo más sorprendente del proceso es que los que alcanzan estos dos estados no se dan cuenta de ellos y además piensan que son los demás los que los poseen, curioso ¿verdad?
Mi opinión, fuera de coñas, es que el sistema de aprendizaje tiene que ser acorde con el objetivo final, por eso la Escuelas de Música, academias y oros similares realizan un trabajo y los Conservatorios otro. Luego también existen monton de casos particulares, buenos alumnos y malos alumnos los tienes a cualquier nivel.
De todas formas si una persona tiene pensado profesionalizarse en la música toda la formación de la que haga acopio será de gran utilidad y marcará la diferencia con otros profesionales.
Desde luego que la programación de un conservatorio da una gran formación además de un titulo que la valida y una visión completa de la música en todas sus formas y esto es muy importante, aunque no nos guste tal género, época, estilo, técnica, estudio, ejercicio, etc todo junto nos dará la formación adecuada para competir y trabajar.
Si una persona tiene la música como afición no necesitará tanta formación y orientará sus esfuerzos en el terreno que más le guste, consiguiendo ese estado de competencia inconsciente en su parcelita podrá disfrutar de la música plenamente, el músico profesional en cambio no toca solo lo que le gusta, su trabajo es tocar y su conocimiento tiene que se más amplio.
Luego lo dicho, cada caso es particular, tengo conocidos que sin formación tienen una cultura musical inmensa y otros que con toda la formación ni saben ni entienden (suelen estar en estado de prepotencia incosciente) y desde luego tabién se da el caso al revés.
Menudo tosto te meti en la entrada, de ese proceso a ver la práctica en la escuela, que este año tenemos que mandar un grupo a Navelgas y debemos estar en la parte donde no se sabe cual es la bici.
Un abrazo
Chus Solís
Muy buenos los puntos 6 y 7, pero eso ya son cosas que se salen del proceso de aprendizaje. De hecho, la fase 6 se da en algunos casos antes que la 4. Varios de los que sufren de prepotencia suele ser porque no llegan al nivel que deberían y tienen que ocultarlo de alguna forma.
Muy interesantes tus comentarios, Chus. Nos vemos
Muy bueno el post, como siempre. Acerca de la chica y el tema de la afinación, pues supongo que es por la forma en la que se afinan los violines. No sé cómo lo hacen los de tu entorno, pero sobre todo el violinista clásico aprende a afinar su violín de la forma típica: una mano en las clavillas (o los "fine tuners") i la otra con el arco. Con la afinación de las cuerdas del violín se pueden oír las "pulsaciones" de los harmónicos con las cuerdas al aire, de forma que se puede afinar con mucha precisión. En cambio, los guitarristas lo hacen pulsando el traste correspondiente de una cuerda que te da la nota al aire de la siguiente.
Desde su punto de vista, pues, sí es un poco "hace trampa" :P
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