martes, octubre 16, 2007

La cultura "subvencional" de la música asturiana (I)

Artículo publicado en el semanario Les Noticies en la edición del 12.10.07.

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Después de la temporada de verano se comenta siempre el escaso número de conciertos de folk que se celebran en los meses de invierno. El fin de la temporada de conciertos suele venir marcado por la Nueche folk de Soto d'Ayer, la noche folk de San Mateo en Uviéu y, este año, los Alcuentros Tradicionales Trebolgu. Desde esas fechas hasta quizás la Folixa na Primavera en Mieres a finales de Abril nos encontramos con casi siete meses de escasa actividad musical, salvo contadas excepciones como Llanes al Cubo. ¿Por qué no existen apenas conciertos en teatros o festivales de invierno? ¿Por qué la mayoría (si no todos) los grupos cesan sus actividades en esas fechas o tienen que centrarse en buscar conciertos fuera?

Por supuesto, es cierto que el volumen de conciertos en invierno tiene que ser menor por necesidad. Simplemente las condiciones atmosféricas no permiten que se celebren festivales como por el verano. Sin embargo la posibilidad de que haya conciertos en salas o en teatros sigue ahí, pero apenas está explotada. Con la excepción de ciclos como Músicas del Siglo XX de Cajastur y pocos más, no encontramos muchos conciertos en lugares que no sean pubs (donde, por cierto, cada vez hay menos). Si nos vamos fuera de Asturias no es infrecuente encontrar conciertos de artistas extranjeros en teatros, previo pago de entrada, como es lógico. Sin embargo, el artista en gira no suele tener fechas en Asturias. Y si ya miramos fuera del estado podemos encontrarnos con verdaderos circuitos de conciertos perfectamente construidos. ¿Por qué aquí no?

La razón más probable es sencillamente la cultura de subvenciones. Ha llegado un momento en el que se asume que el folk es una parte más de muchas de las fiestas y las más veces el ayuntamiento local corre con los gastos. La inclusión de los conciertos de folk dentro de los presupuestos de los ayuntamientos está lo suficientemente generalizada como para que sea tal la abundancia de conciertos gratuitos que al aficionado medio no le merezca la pena pagar (aunque sean precios módicos) en un teatro por ver un grupo que puede ver varias veces al año en festivales al aire libre. Problemático, pero compensable en cierta medida por la abundancia de conciertos. El problema viene con los grupos de fuera. Nadie arriesga ya su dinero en propuestas novedosas, ni siquiera establecidas, porque el público está quemado. Hay muchos conciertos y para el aficionado a estas músicas hay suficiente oferta gratuita para satisfacer casi plenamente la melomanía propia. Las presentaciones de discos nuevos en directo (véase Hevia o Tejedor) siguen funcionando en lugares cerrados y previo pago de entrada por el factor novedad, pero hace mucho tiempo que no se ven por esta zona conciertos como los de La Bottine Souriante, Davy Spillane o Bain y Cunningham, que en otro tiempo llenaban el Campoamor, el Jovellanos o el Auditorio.

Otro aspecto a tener en cuenta es que en los conciertos que son parte de las fiestas de muchos pueblos no es esencial obtener un beneficio. Y de hecho, muchas veces no se consigue cubrir gastos ni mucho menos. Al no ser esencial es normal que no se ponga el mismo empeño en que el evento tenga éxito. Si viene la gente sóla, perfecto. Si no, como paga el ayuntamiento... Así es fácil que se tomen menos molestias a la hora de contratar un equipo de sonido, en colocar un generador decente y adecuado, en proporcionar un lugar para que los músicos se cambien o vayan al servicio, en poner unas simples vallas o a un guardia de seguridad... A pesar de que hay muchas comisiones de festejos que se desviven por que las cosas empiecen y acaben bien, no suele ser la norma. Uno de los festivales más emblemáticos de Asturias, la noite celta de Porcía, se permite perfectamente terminar cerca del amanecer sin ofrecer una simple silla a los músicos, que pueden llevar horas esperando su turno después de la prueba de sonido.

Desde luego que hay que valorar positivamente la música folk en las fiestas asturianas, pero no se puede obviar este tipo de asuntos. Y queda mucho por hablar sobre esto, pero se acaba el espacio y habrá que esperar un poco para continuar con el tema.

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