Con la llegada de la industria digital ha cambiado mucho la forma de enfrentarse a la creacción de un cd. Lo que antes era sin duda una obra unitaria (y ya no hablamos de cuando eran LPs) se convierte en los últimos tiempos en un desgranamiento y selección de temas, que acaban separados en las listas de reproducción de los reproductores de mp3 y similares.
Sin embargo, si bien la realidad es que la mayoría de los cds (hablando de la música de masas, mainstream o como sea que la queramos calificar) se hacen de cara al single, al tema suelto destinado a la radiofórmula, en el folk y en el resto de músicas "sectoriales", a las que yo prefiero llamar "de público especializado", seguimos mirando al cd como una obra unitaria. El cd es una obra que tiene su propia dinámica, su propia identidad y su propia evolución interna.
Y ahí es donde entra la idea del timing o temporización. Timing es un concepto que se aplica en montones de disciplinas relacionadas con el ocio. Simplemente consiste en medir lo que se le da al cliente / espectador / aficionado en una obra, libro, película, cd,concierto... en los aspectos de qué, cómo, cuándo y con qué frecuencia. Básicamente, en qué medida dosificamos la energía y las emociones de las que va a disfrutar (o sufrir) el sujeto que experimente esa película, ese libro, ese cd...
Para poner un ejemplo práctico sencillo no hay más que fijarse en una buena película. Si hablamos de una buena película de acción no vamos a estar viendo tiros, golpes y explosiones los 90 mínutos del metraje. Si es así nos cansaremos enseguida y perderemos el interés. Después de una primera secuencia de mamporros y leña habrá un tiempo para descansar y conocer a los personajes, enterarse del transfondo que hay debajo de la violencia. Y después de un rato, más tortas. Luego un cambio de lugar, dos diálogos y, venga, más explosiones. y así sucesivamente hasta que llega la traca final de golpes a lo Bud Spencer, de camiones explotando y de helicópteros tirando bombas (o lo que sea). En una comedia es igual. No podemos estar riéndonos todo el rato. Tiene que haber momentos para descansar. Lo mismo en una película de terror y de suspense (incluso aún más).
Los que se dedican a standup comedy (el club de la comedia y similares) conocen de sobra la imagen de la montaña rusa. Empiezan con un chiste cortito y el vagón empieza a subir (el humorista plantea la situación) para después caer un poquito (el espectador a rie y suelta tensión). Al cabo de un minuto pasan a otro algo más largo y el vagón sube un poquito más alto para caer un poquito más cuando termine, pero quedando algo más alto que al principio. Y así sucesivamente tenemos subidas y bajadas, momentos de escucha y de risa, que van construyendo esa especie de montaña rusa que tiene un pico grande al final, donde ya se suelta el vagón en una traca de chistes, el vagón cae hasta abajo y se libera toda la tensión. El humorista termina y el espectador se va a casa contento.
Al mirar la composición de un cd pasa algo parecido. Hay un montón de métodos y de trucos o ideas para ordenar los temas de forma que el que escucha se interese por el cd como conjunto y no por los temas sueltos únicamente. Como en la variedad está el gusto, en el folk normalmente la mayoría de estas cosas consisten en alternar temas instrumentales con temas cantados, temas con modos predominantemente mayores con otros menores, binarios con ternarios con otros tiempos... Incluso, hablando de música instrumental se utiliza esta alternancia dentro de los mismos temas, con cambios de tono y alternancia entre mayor y menor. Es un tema que da para mucho y que no tiene ningún tipo de ciencia reglada. Hay músicos que lo miran y analizan con mucho detalle, otros que se lo toman como un puzzle (a ver qué pasa si pongo este aquí... dónde me queda sitio para meter este otro...).
Sin embargo hay una diferencia básica con respecto a películas, libros y demás. Una historia tiende a construir un final fuerte, una montaña rusa que vaya creciendo según se acerca el final para caer en picado en un final (esperemos) apoteósico. Habrá una pico grande al principio para llamar la atención y después se irá poco a poco haciendo la montaña. Cuando hablamos de un cd no pasa eso. El pico principal está siempre al principio, en EL TEMA. La joya del cd. El single. La niña de los ojos (o más bien de los oídos). El pico principal está al principio del cd para llamar la atención. El resto del cd tendrá también su variedad, sus altos y sus bajos, pero la verdad es que si os fijáis en cualquier cd, es muy probable que vuestro tema preferido esté entre los primero (o al menos en un porcentaje bastante alto de ellos, sobre gustos...)
A lo que voy con esto es que no nos vamos a encontrar los "mejores" temas (recordemos que esto es siempre subjetivo) juntitos, pegados uno al otro, sino espaciados a lo largo del cd y tendiendo a una mayor concentración al principio, pero siempre con un gran tema en último o penúltimo lugar para dejar buen sabor de boca al terminar.
Un directo sería más parecido a una película, con un pico al principio para llamar la atención y una concentración de energía cerca del final, "temas cañeros" y similar para que la gente se vaya a casa recordando lo bien que estuvo el concierto.
Con respecto a esto hay una tendencia bastante grande a colocar el "mejor" tema del cd en primer lugar, pero hay otra escuela que yo creo más efectiva: Colocar el tema más potente en segundo lugar. Con esto empezamos el cd con un buen tema y lo seguimos con uno mejor aún. De esta forma, el que escucha se dice a sí mismo: "el primer tema estuvo bien, a ver el segundo... genial!" y sigue escuchando el disco, que ya va alternando temas de distinta naturaleza. De esta forma creamos una pequeña expectación del primer al segundo tema, los railes de la montaña rusa van hacia arriba. Construimos. Si el "mejor" tema es el primero, la linea baja y es más difícil mantener la atención del receptor.
Por supuesto, esto es todo subjetivo y funcionará de manera diferente para personas distintas, pero a la hora de escribir esto me dediqué a ir mirando discos que pudieran ser ejemplo de esto, y se encuentra uno con artistas muy conocidos que utilizan esto, ya sea por sistema, en ocasiones o por coincidencia (eso no tenemos forma de saberlo a menos que se repita muchas veces. Así nos encontramos con artistas como Beoga, Donal Lunny, Dougie MacLean, Kate Rusby, Michael McGoldrick o Solas, por poner algún ejemplo. Martyn Bennett era particularmente consistente con esta forma de entender un cd como una obra completa.
Como este tema es bastante subjetivo pero a la vez interesante, lo utilizaremos como tema central del próximo podcast, en el que sólo pondremos temas que aparezcan en segunda posición en un cd. Veréis que hay verdaderas joyas.