viernes, agosto 10, 2007

Lorient 2007 (1)

Sábado 4 de Agosto.

A las 10:30 de la mañana sale de Oviedo la furgoneta que será casi la base de operaciones del grupo Tejedor durante los próximos 5 días. Después de una parada en Gijón para recoger al personal (y más adelante en Bilbao, para coger a César Ibarretxe, el técnico de sonido), comienza un viaje de más de 1100 kilómetros hasta Lorient.

Casi 13 horas, varias paradas en estaciónes de servicio, 200 páginas del último Harry Potter y 4 episodios de Perdidos (bendito DVD portatil con adaptador para mechero...) y largos ratos sin hacer nada en especial, aterrizamos en Lorient cerca de medianoche. Allí nos reunimos con Eva Tejedor, que ha hecho el viaje en coche (su hijo de 5 meses no iba a llevar muy bien lo de ir en furgoneta) y con la intérprete que nos acompañaría los siguientes tres días (lo que tuvo que aguantar).

Dentro de un festival tan grande como es Lorient es seguro que no todas las cosas van a ser del gusto de todos. Así, resulta que nos tenemos que alojar en una residencia a casi 15 kilómetros de Lorient, lo cual limita mucho la movilidad individual. Un fallo bastante grande que se intentó solucionar en los días siguientes pero que no fue posible, presumiblemente debido a la cantidad de personas que moviliza el festival.

Después de pasar casi una hora buscando el lugar, llegamos a nuestros alojamientos gracias a una pareja que tuvo la bondad de guiarnos en coche. Ya no merecía la pena intentar acercarse a Lorient esa noche.

Domingo 5 de Agosto.

El desayuno se sirve de 8 a 9 y ninguno estamos despiertos a esa hora, así que no nos cuesta adaptarnos al horario de comidas europeo. Los participantes en el festival comen y cenan en un comedor habilitado. Afortunadamente, las historias de terror que corren por ahí sobre la escasa cantidad y la calidad de la comida del festival son un poco exageradas. Se puede comer decentemente.

Después de la comida tenemos unas cuantas horas hasta la prueba de sonido, así que nos damos el primer paseo por Lorient. Alrededor del puerto deportivo de la ciudad están instaladas las carpas de las diferentes delegaciones (la de Escocia es la más grande, la edición de este año del festival está dedicado a este país), además de cientos de puestos y pequeñas tiendas. Por ahí se puede encontrar cualquier cosa que tenga una remota relación con "lo celta", desde libros y discos, ropa, recuerdos, instrumentos, artesanía... y sobre todo comida y bebida.

Los pubs de la ciudad organizan sus propias actuaciones. Así pasamos por delante de una actuación del grupo de Madrid Xtramonio, que suelen venir todos los años. Las actuaciones en los pubs han derivado más hacia el folk-rock que hacia la música tradicional y la verdad es que no encontramos nada más que sea especialmente interesante.

Entre los puestos nos encontramos con el del artesano de bodhrans Brendan White, irlandés afincado en holanda. Sin tener ningún tipo de relación previa, en diez minutos de conversación nos cuenta la mitad de su vida y hace alrededor de treinta chistes. Un tipo peculiar, sus instrumentos suenan de forma excelente.

Al ser domingo (y con el Desfile de las Naciones Celtas por la mañana) hay un montón de bandas de gaitas moviéndose por la ciudad. Aprovechamos para ver un par de ellas (aunque no recuerdo cuales) y volvemos al hotel a por los intrumentos.

El concierto de esa noche consiste en media hora de música como teloneros de Sinead O'Connor en el Espace Marin, una carpa enorme en la que deben caber unas 5000 personas. Después de la prueba de sonido más corta de la historia del grupo (30 minutos), somos capaces de intercambiar dos o tres frases con la estrella de la noche.

A las 10 de la noche el Espace Marine está casi lleno (28-30 euros de entrada, ahí es nada). Se apagan las luces y se monta un revuelo impresionante. La gente espera directamente a Sinead O'Connor, pues Tejedor no está anunciado. Afortunadamente no nos comen vivos cuando salimos al escenario y el público se mete perfectamente en el breve concierto, que es una oportunidad excelente para llegar a un público diferente. En media hora justita estamos abajo y empieza el plato fuerte de la noche. Una buena experiencia.

Más o menos a la mitad del concierto de Sinead O'Connor nos vamos hacia el Palacio de Congresos a la entrega de premios del trofeo McCrimmon de gaita. A estas alturas aún no tengo un programa del festival y no me entero de que está actuando Guichen 6 en el Espace Bretagne. Aunque en la entrega de premios hay degustación de whiskey, a algunos todavía nos tira más la música. Mala suerte.

Como al parecer es constumbre, la fiesta acaba en la carpa asturiana hasta que es la hora de cerrar (las 3 de la mañana) y unos guardias muy amables (siendo irónicos) desalojan la zona en un momento. Furgoneta y al hotel. Mañana más.


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