Anoche tuve la ocasión de ver la película de animación Ratatouille. A simple vista no tiene nada que ver con música (de hecho la banda sonora es correctita, pero no destaca). Sin embargo, hay una cita del guión al final de la película que me pareció realmente interesante al transplantarla al mundo del "periodismo" musical.
Tampoco vamos a destripar la película para el que la quiera ver (merece la pena) y no es difícil enterarse del argumento de la película investigando un poco. Básicamente, al final de la película, el crítico gastronómico Anton Ego (caracterizado de la forma más tétrica posible; su porte parece el de un cuervo y su estudio tiene forma de ataud, entre otras cosas), acude al restaurante de los protagonistas con la intención de escribir una crítica demoledora al día siguiente. Por supuesto, al final acaba por sucumbir ante una receta de los protagonistas. Parte de lo que escribe en el periódico es lo siguiente:
(traducido de una cita de la película en inglés, las palabras exactas es posible que sean ligéramente diferentes)
"En muchos aspectos, la labor de un crítico es fácil. Arriesgamos muy poco y así todo disfrutamos de una posición por encima de aquellos que ofrecen su trabajo y a sí mismos para que los juzguemos. Nos regodeamos en las críticas negativas, que son entretenidas de escribir y de leer. Pero la amarga verdad que debemos afrontar es que, el el gran orden de las cosas, cualquier obra mediocre tiene más mérito que nuestras críticas designándola como tal. Pero hay veces en las que un crítico realmente arriesga algo, y eso sucede con el descubrimiento y la defensa de lo nuevo."
Mientras escuchaba estas palabras en el cine me dí cuenta que en parte son muy similares a la filosofía que trato de adoptar en estas páginas. Hablar mal de la gente es muy fácil, destruir es mucho más sencillo que crear. Lo que tiene más mérito es dar a conocer cosas nuevas. Cuesta más bien poco señalar los fallos de un trabajo, especialmente después de años metido en el mundillo musical en varios niveles.
Exceptuando ciertos elementos básicos, el gusto musical es algo tremendamente subjetivo, internamente ligado a preferencias que son totalmente personales. Lo realmente gratificante de escribir sobre música es cuando álguien viene y te comenta que gracias a cosas escritas aquí descubrió algo que le hace disfrutar, ver que esas preferencias personales pueden transmitirse a ciertas personas.
Y es cierto que de vez en cuando hay que hablar de algo o alguien (hay cosas que simplemente hace falta que se digan), pero si todo sigue como hasta ahora serán las menos. Mi abuelo siempre decía "Si no tienes nada bueno que decir, no digas nada". En la medida de lo posible, sigo su consejo.
Afortunadamente, estar envuelto activamente en la escena musical ayuda a no perder la perspectiva, a comprender el trabajo y las circunstancias de otros músicos y a valorar las cosas buenas al tiempo que se evitan las no tan buenas (vale, y las malas). También ayuda a darse cuenta de que si no nos gusta que se hable de uno sin criterio, lo primero que hay que hacer es tener criterio al hablar de los demás.
En este pequeño rincón se trabaja, en la medida de lo posible, en positivo. Y merece la pena, porque hay una enorme cantidad de música buena ahí fuera.
Tampoco vamos a destripar la película para el que la quiera ver (merece la pena) y no es difícil enterarse del argumento de la película investigando un poco. Básicamente, al final de la película, el crítico gastronómico Anton Ego (caracterizado de la forma más tétrica posible; su porte parece el de un cuervo y su estudio tiene forma de ataud, entre otras cosas), acude al restaurante de los protagonistas con la intención de escribir una crítica demoledora al día siguiente. Por supuesto, al final acaba por sucumbir ante una receta de los protagonistas. Parte de lo que escribe en el periódico es lo siguiente:
(traducido de una cita de la película en inglés, las palabras exactas es posible que sean ligéramente diferentes)
"En muchos aspectos, la labor de un crítico es fácil. Arriesgamos muy poco y así todo disfrutamos de una posición por encima de aquellos que ofrecen su trabajo y a sí mismos para que los juzguemos. Nos regodeamos en las críticas negativas, que son entretenidas de escribir y de leer. Pero la amarga verdad que debemos afrontar es que, el el gran orden de las cosas, cualquier obra mediocre tiene más mérito que nuestras críticas designándola como tal. Pero hay veces en las que un crítico realmente arriesga algo, y eso sucede con el descubrimiento y la defensa de lo nuevo."
Mientras escuchaba estas palabras en el cine me dí cuenta que en parte son muy similares a la filosofía que trato de adoptar en estas páginas. Hablar mal de la gente es muy fácil, destruir es mucho más sencillo que crear. Lo que tiene más mérito es dar a conocer cosas nuevas. Cuesta más bien poco señalar los fallos de un trabajo, especialmente después de años metido en el mundillo musical en varios niveles.
Exceptuando ciertos elementos básicos, el gusto musical es algo tremendamente subjetivo, internamente ligado a preferencias que son totalmente personales. Lo realmente gratificante de escribir sobre música es cuando álguien viene y te comenta que gracias a cosas escritas aquí descubrió algo que le hace disfrutar, ver que esas preferencias personales pueden transmitirse a ciertas personas.
Y es cierto que de vez en cuando hay que hablar de algo o alguien (hay cosas que simplemente hace falta que se digan), pero si todo sigue como hasta ahora serán las menos. Mi abuelo siempre decía "Si no tienes nada bueno que decir, no digas nada". En la medida de lo posible, sigo su consejo.
Afortunadamente, estar envuelto activamente en la escena musical ayuda a no perder la perspectiva, a comprender el trabajo y las circunstancias de otros músicos y a valorar las cosas buenas al tiempo que se evitan las no tan buenas (vale, y las malas). También ayuda a darse cuenta de que si no nos gusta que se hable de uno sin criterio, lo primero que hay que hacer es tener criterio al hablar de los demás.
En este pequeño rincón se trabaja, en la medida de lo posible, en positivo. Y merece la pena, porque hay una enorme cantidad de música buena ahí fuera.
Cuando Pixar reafirma las creencias de uno, las cosas parece que van bien :-)
Alberto Albanedo
Alberto Albanedo
1 comentario:
Quedaría escasa cualquier palabra para describir tanta verdad expresada aquí, asi que solo abusaré de una: "impresionante".Me ha encantado leerlo.Un Saludo :)
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