No sé de quién fue la idea de programar un concierto de Moving Hearts en el ciclo Sons da Diversidade en Santiago de Compostela el Sábado pasado. No sé quién se encargó de organizar el que fue el único concierto de Moving Hearts fuera del Reino Unido o Irlanda hasta por lo menos el próximo verano. Donal Lunny tampoco lo sabía y no tuve la ocasión de preguntárselo a Noel Eccles, que fue con quien intercambié mails e incluso una llamada telefónica en los días anteriores al concierto. Creo que fue cosa de la Consellería de Cultura de Santiago directamente, pero la idea debió salir de una persona en concreto.
A esa persona hay que darle un premio. Rápido.
Llevo más de 15 años viendo conciertos de folk y músicas tradicionales (y de otros estilos), pero nada, NADA, se compara al concierto de Moving Hearts. En su época disfruté como un enano del Tubular Bells II de Mike Oldfield en directo. La primera vez que vi a la Bottine Souriante fue un conciertazo espectacular. El mismo Donal Lunny, con la banda y el repertorio que al poco grabaría en Coolfin, fue el artífice de uno de esos conciertos que uno pone en su particular lista de “Lo mejor que he visto en mi vida”. Pero este los ha desplazado a todos un puesto para abajo.
Fue una oportunidad única que no debía uno perderse, independientemente de la distancia, el sitio del concierto o el precio de la entrada. Con respecto a esto último hay que decir que los 15 euros de entrada del concierto de Santiago son un regalo en comparación con los precios de los conciertos del grupo en Irlanda y el Reino Unido, donde se paga aproximadamente cuatro veces más por una entrada. Y el concierto merece eso y más.
Hice el viaje sólo por la mañana pronto para poder aprovechar a hacer un par de cosas en Santiago, que desgraciadamente no es una ciudad que visite demasiado. Además, así podría tener la tarde disponible para tratar de hacer una entrevista ya concertada con alguno del grupo, pero sin horario fijo al depender de cómo estuviera programada la prueba de sonido.
Al bajar del coche para recoger la entrada coincidí con Donal Lunny entrando al Auditorio de Galicia y aproveché para presentarme y comentarle mi intención de charlar un rato para escribir algo aquí. Me comentó que Noel le había hablado de ello antes y que tratarían de buscar un momento. Al final, media hora antes del concierto charlaba un rato con Donal en la cafetería del Auditorio (ver la entrada anterior).
Pero lo importante es la música. El Auditorio de Galicia es una sala de algo más de 1000 butacas con una acústica excelente. Al inicio del concierto quedaban sitios libres, pero no creo equivocarme al decir que había por lo menos 750 personas en el concierto.
Musicalmente no se puede describir con palabras. No hay forma humana de hacer justicia a la intensidad musical del concierto. Partimos del punto de que esperábamos ver a una de las bandas míticas de la historia de la música irlandesa y probablemente los primeros en traer el rock a la música tradicional (que no al revés, hay muchos grupos que hacían rock con elementos de folk, pero nadie antes había trasladado el rock a los términos de la música tradicional). Siempre en estos casos, cabe pensar que el paso de los años puede afectar negativamente al concierto, que no va a sonar igual... y fue cierto. No sonó igual. ¡Sonó mejor!
Donal Lunny al frente de la banda al bouzouki y guitarra parecía hecho un chaval y tocaba con una energía que ya quisiéramos tener muchos, Eoghan O'Neill impecable al bajo, Davy Spillane al low whistle y gaita irlandesa no ha perdido nada a pesar de estar en semi-retiro musical, Keith Donald al saxo fue la primera sorpresa de la banda para los que no lo conocían, Graham Henderson a los teclados poniendo el punto perfecto a May Morning Dew junto a Davy, Anthony Drennan a la guitarra eléctrica y la sección de percusión formada por Liam Bradley (batería) y Noel Eccles (percusiones). Todos ellos realizaron un recorrido por el repertorio instrumental de la banda (que a algunos es la parte que más nos gusta), además de hacer unos pocos temas inéditos (sets de melodías).
Sin embargo, la gran sorpresa fue cuando nos enteramos de que Kevin Glackin no estaría en el concierto y que sería reemplazado por el acordeonista Mairtin O'Connor. En el momento en que Donal Lunny le presentó se oyó un "calla oh!" de admiración que venía de Pepín de Muñalén, el flautista de Tuenda, sentado unas filas más alante que yo. Sorpresas como esta son las que le alegrana a uno la vida. Me encanta Kevin Glackin, pero tengo una debilidad especial por Mairtin O'Connor y nunca había tenido la ocasión de verlo en directo.
Según se sentó Mairtin, el grupo arrancó con unos sets preparados recientemente. El primero fue espectacular. Lo "peor" del concierto vino después, con más sets tradicionales que parecían estar en periodo de prueba. Lo que pasa es que lo "peor" de este concierto le daba tres vueltas a mucho de lo que había escuchado antes. Un repaso por los temas míticos como McBrides, Category, Lake of Shadows, Titanic, May Morning Dew o Tribute to Peadar O'Donnell nos dieron paso a algunos de los momentos mágicos del concierto. The Storm, Downtown (la pieza de cierre del concierto) y el larguísimo The Lark me hacía experimentar sentimientos opuestos. Alegría tremenda por lo que estaba escuchando y tristeza cuando se da uno cuenta de que va a ser bastante poco probable ver un concierto parecido de aquí en adelante.
Después del concierto algunos no dábamos crédito a lo que habíamos oido. A pesar de retirarme pronto (había que viajar hasta Madrid al día siguiente para tocar en un concierto), pasé la mayor parte de la noche sin dormir. Ni cafeina, ni azucar, ni nada. Moving Hearts en directo es la mejor espabilina del mundo.
Para repetir una y mil veces.
A esa persona hay que darle un premio. Rápido.
Llevo más de 15 años viendo conciertos de folk y músicas tradicionales (y de otros estilos), pero nada, NADA, se compara al concierto de Moving Hearts. En su época disfruté como un enano del Tubular Bells II de Mike Oldfield en directo. La primera vez que vi a la Bottine Souriante fue un conciertazo espectacular. El mismo Donal Lunny, con la banda y el repertorio que al poco grabaría en Coolfin, fue el artífice de uno de esos conciertos que uno pone en su particular lista de “Lo mejor que he visto en mi vida”. Pero este los ha desplazado a todos un puesto para abajo.
Fue una oportunidad única que no debía uno perderse, independientemente de la distancia, el sitio del concierto o el precio de la entrada. Con respecto a esto último hay que decir que los 15 euros de entrada del concierto de Santiago son un regalo en comparación con los precios de los conciertos del grupo en Irlanda y el Reino Unido, donde se paga aproximadamente cuatro veces más por una entrada. Y el concierto merece eso y más.
Hice el viaje sólo por la mañana pronto para poder aprovechar a hacer un par de cosas en Santiago, que desgraciadamente no es una ciudad que visite demasiado. Además, así podría tener la tarde disponible para tratar de hacer una entrevista ya concertada con alguno del grupo, pero sin horario fijo al depender de cómo estuviera programada la prueba de sonido.
Al bajar del coche para recoger la entrada coincidí con Donal Lunny entrando al Auditorio de Galicia y aproveché para presentarme y comentarle mi intención de charlar un rato para escribir algo aquí. Me comentó que Noel le había hablado de ello antes y que tratarían de buscar un momento. Al final, media hora antes del concierto charlaba un rato con Donal en la cafetería del Auditorio (ver la entrada anterior).
Pero lo importante es la música. El Auditorio de Galicia es una sala de algo más de 1000 butacas con una acústica excelente. Al inicio del concierto quedaban sitios libres, pero no creo equivocarme al decir que había por lo menos 750 personas en el concierto.
Musicalmente no se puede describir con palabras. No hay forma humana de hacer justicia a la intensidad musical del concierto. Partimos del punto de que esperábamos ver a una de las bandas míticas de la historia de la música irlandesa y probablemente los primeros en traer el rock a la música tradicional (que no al revés, hay muchos grupos que hacían rock con elementos de folk, pero nadie antes había trasladado el rock a los términos de la música tradicional). Siempre en estos casos, cabe pensar que el paso de los años puede afectar negativamente al concierto, que no va a sonar igual... y fue cierto. No sonó igual. ¡Sonó mejor!
Donal Lunny al frente de la banda al bouzouki y guitarra parecía hecho un chaval y tocaba con una energía que ya quisiéramos tener muchos, Eoghan O'Neill impecable al bajo, Davy Spillane al low whistle y gaita irlandesa no ha perdido nada a pesar de estar en semi-retiro musical, Keith Donald al saxo fue la primera sorpresa de la banda para los que no lo conocían, Graham Henderson a los teclados poniendo el punto perfecto a May Morning Dew junto a Davy, Anthony Drennan a la guitarra eléctrica y la sección de percusión formada por Liam Bradley (batería) y Noel Eccles (percusiones). Todos ellos realizaron un recorrido por el repertorio instrumental de la banda (que a algunos es la parte que más nos gusta), además de hacer unos pocos temas inéditos (sets de melodías).
Sin embargo, la gran sorpresa fue cuando nos enteramos de que Kevin Glackin no estaría en el concierto y que sería reemplazado por el acordeonista Mairtin O'Connor. En el momento en que Donal Lunny le presentó se oyó un "calla oh!" de admiración que venía de Pepín de Muñalén, el flautista de Tuenda, sentado unas filas más alante que yo. Sorpresas como esta son las que le alegrana a uno la vida. Me encanta Kevin Glackin, pero tengo una debilidad especial por Mairtin O'Connor y nunca había tenido la ocasión de verlo en directo.
Según se sentó Mairtin, el grupo arrancó con unos sets preparados recientemente. El primero fue espectacular. Lo "peor" del concierto vino después, con más sets tradicionales que parecían estar en periodo de prueba. Lo que pasa es que lo "peor" de este concierto le daba tres vueltas a mucho de lo que había escuchado antes. Un repaso por los temas míticos como McBrides, Category, Lake of Shadows, Titanic, May Morning Dew o Tribute to Peadar O'Donnell nos dieron paso a algunos de los momentos mágicos del concierto. The Storm, Downtown (la pieza de cierre del concierto) y el larguísimo The Lark me hacía experimentar sentimientos opuestos. Alegría tremenda por lo que estaba escuchando y tristeza cuando se da uno cuenta de que va a ser bastante poco probable ver un concierto parecido de aquí en adelante.
Después del concierto algunos no dábamos crédito a lo que habíamos oido. A pesar de retirarme pronto (había que viajar hasta Madrid al día siguiente para tocar en un concierto), pasé la mayor parte de la noche sin dormir. Ni cafeina, ni azucar, ni nada. Moving Hearts en directo es la mejor espabilina del mundo.
Para repetir una y mil veces.
2 comentarios:
Gracias por ponerme los caninos goteando sangre. Lo has conseguido. Transmitir en el texto los que sentiste. ¡Felicidades Alberto!.
La pena es que el auditorio tenga butacas, ¡habría que verlo de rodillas!, rindiendo pleitesía.
yo me entere de ese concierto de casualidad , y no me lo pense, tenia ese finde libre, y pude elegir butaca en primera fila, viaje desde valladolid a santiago para ver al grupo, pude charlar 2 minutos y hacermen una foto con donal lunny, y me puse tan nervioso que no supe casi ni que decir aparte de gracias, jejeje, merecio la pena el cansancio del viaje, me encanto el concierto, me hubiese gustado poder tomar cafe contigo ablanedo, quiza en el proximo....un saludo desde pucela
Publicar un comentario