CD: Barahunda - Una Hora en la Ventana

2006. Musikarte. 12 temas, 43 minutos.

Desde el anterior Al Son de la Hierba, Barahunda ha sufrido una restructuración casi total en sus componentes, como ya se hablara en estas páginas, hasta el punto de que parece un grupo totalmente diferente, excepto en la voz de Helena de Alfonso. El grupo ha hecho una transición desde el estilo más de world music, con gaitas, zanfona, cistro y múltiples percusiones, hacia un sonido más intimista, más sencillo en la instrumentación pero igual de elaborado.

La voz de Helena de Alfonso y el bajo de Gorka Menchaka son los elementos que más destacan de este trabajo. Helena es, desde luego, el centro del trabajo. Todos los temas están montados alrededor de su excelente voz. Las letras de los temas vienen sobre todo de la tradición sefardí, aunque también se hacen pequeñas incursiones en Galicia (Eu Chorei) , Zamora (El Sol se Va Poniendo), Huelva (El Romerillo) e incluso algunas son sacadas de textos y versos de la Edad Media y el Siglo de Oro. Alrededor de estas letras (y de otras de factura propia), Barahunda construye su música, totalmente dominada por modos menores que le dan un aspecto tanto culto como a veces sombrío.



Una hora en la ventana resulta un cd sencillo, perfecto para la gente que guste de escuchar música tranquila. En ocasiones da la impresión de que se podría haber sacado más partido tanto de los arreglos de guitarra como del oboe, demasiado plano en todo el cd. De todos modos eso no tiene por qué ser malo, no todo en la música es complejidad.

El tema que se sale un poco de la dinámica del resto del Cd es Silla de Aire, que bebe directamente de los grupos de folk británicos de los 70 (como ellos mismos admiten en el libreto). El tema es totalmente diferente al resto del cd e incluye un solo de guitarra eléctrica de Pedro Andrea.



Barahunda demuestra con este trabajo que están dispuestos a emprender un camino lejos de las fórmulas radiofónicas de éxito, sin ninguna intención de amoldar se música al gran público. Ahora queda por ver si los oyentes estamos dispuestos a efectuar el esfuerzo intelectual que requiere este trabajo.