Queridos Igor y Carlos:
Hoy se cumple ya un año desde el accidente hizo que os fuérais. A la hora que escribo esto, se cumplen 365 días exactos casi al minuto del momento en que nos enteramos de vuestro accidente, estando viajando en una furgoneta, de la misma forma que vosotros.
Y en ese año hay cosas que han cambiado y otras que siguen igual:
Ha cambiado un poco el panorama musical en Asturias. Lo normal. Hay grupos que nacen y tratan de dar sus primeros pasos. Hay grupos que se van difuminando y poco a poco parece que van desapareciendo. Sigue existiendo el característico baile de músicos de un grupo a otro, renovando la escena musical.
No han cambiado las ganas de hacer música, de crear cosas nuevas, de escuchar lo que hacen los demás, de juntarse con otros. Sigue habiendo tantas o más que la última vez que nos vimos.
Ha cambiado un poco la situación discográfica en Asturias, pues echamos de menos Tierra Discos. Ya apenas hay discos de vuestro sello en las tiendas. ¿Qué pasará cuando se acaben?
Pero seguimos sin haber sido capaces a retomar esas sesiones en el Ca Beleño de Gijón de los domingos por la noche que muchos compartimos hace años ya con Igor. A veces Isidro saca el tema y todos parecemos estar de acuerdo con que habría que intentarlo. Pero no lo hacemos. Sólo estuve tocando allí una vez, cuando vino el grupo LAU, pero ni siquiera fuimos capaces de sentarnos en el mismo lugar. ¿Fue consciente? No lo sé.
Y ha cambiado la voluntad de los músicos por luchar por lo suyo. Ahora al menos parece que se empiezan a dar pasos para regularizarse y luchar por los derechos propios (y supongo que también a aceptar los deberes y las responsabilidades que ello conlleva). No sé si servirá de algo, pero espero que sí.
Lo que seguro que no han cambiado son, como sospecharéis, los actos de algunos promotores y políticos, más preocupados por llenar sus propios bolsillos que por hacer un buen trabajo y recibir su justa remuneración. Si nos van a decir que la música es ruido, mejor que sigan armando chanchullos en otro sitio o que se dediquen a la compra y venta de rústicas y solares, que ahí ya sabemos que el dinero que venga, vino. A todos ellos les saludo de todo corazón. O más bien con el dedo corazón. El que tenga ojos, que lea.
Seguimos teniendo ganas de hacer música y de escucharla, de que la gente disfrute con la música y el arte. De que se conozca lo que se hace aquí en otras ciudades, regiones, países y continentes. De que lleguen aquí músicos de fuera y se sientan como en casa, para después encontrarnos en otros lugares.
Y nos llena de orgullo lo acontecido el Viernes en Gijón. Echando la vista atrás es lo menos que podíamos hacer, desde arriba y desde abajo del escenario, tocando, organizando o simplemente asistiendo y disfrutando de la música.
Ha pasado un año y mucha gente os echa de menos día tras día. Vuestra música nos conmueve aún hoy. Nos remueve las entrañas y no nos deja indiferentes. Quisimos (y aún queremos) hacerla nuestra y que quede para siempre.
No puedo evitar imaginaros mirando desde arriba y diciéndoos humildemente el uno al otro "mira cómo se pasan, no es para tanto". Sinceramente, sí que lo es.
Saludos y hasta ahora.
Hoy se cumple ya un año desde el accidente hizo que os fuérais. A la hora que escribo esto, se cumplen 365 días exactos casi al minuto del momento en que nos enteramos de vuestro accidente, estando viajando en una furgoneta, de la misma forma que vosotros.
Y en ese año hay cosas que han cambiado y otras que siguen igual:
Ha cambiado un poco el panorama musical en Asturias. Lo normal. Hay grupos que nacen y tratan de dar sus primeros pasos. Hay grupos que se van difuminando y poco a poco parece que van desapareciendo. Sigue existiendo el característico baile de músicos de un grupo a otro, renovando la escena musical.
No han cambiado las ganas de hacer música, de crear cosas nuevas, de escuchar lo que hacen los demás, de juntarse con otros. Sigue habiendo tantas o más que la última vez que nos vimos.
Ha cambiado un poco la situación discográfica en Asturias, pues echamos de menos Tierra Discos. Ya apenas hay discos de vuestro sello en las tiendas. ¿Qué pasará cuando se acaben?
Pero seguimos sin haber sido capaces a retomar esas sesiones en el Ca Beleño de Gijón de los domingos por la noche que muchos compartimos hace años ya con Igor. A veces Isidro saca el tema y todos parecemos estar de acuerdo con que habría que intentarlo. Pero no lo hacemos. Sólo estuve tocando allí una vez, cuando vino el grupo LAU, pero ni siquiera fuimos capaces de sentarnos en el mismo lugar. ¿Fue consciente? No lo sé.
Y ha cambiado la voluntad de los músicos por luchar por lo suyo. Ahora al menos parece que se empiezan a dar pasos para regularizarse y luchar por los derechos propios (y supongo que también a aceptar los deberes y las responsabilidades que ello conlleva). No sé si servirá de algo, pero espero que sí.
Lo que seguro que no han cambiado son, como sospecharéis, los actos de algunos promotores y políticos, más preocupados por llenar sus propios bolsillos que por hacer un buen trabajo y recibir su justa remuneración. Si nos van a decir que la música es ruido, mejor que sigan armando chanchullos en otro sitio o que se dediquen a la compra y venta de rústicas y solares, que ahí ya sabemos que el dinero que venga, vino. A todos ellos les saludo de todo corazón. O más bien con el dedo corazón. El que tenga ojos, que lea.
Seguimos teniendo ganas de hacer música y de escucharla, de que la gente disfrute con la música y el arte. De que se conozca lo que se hace aquí en otras ciudades, regiones, países y continentes. De que lleguen aquí músicos de fuera y se sientan como en casa, para después encontrarnos en otros lugares.
Y nos llena de orgullo lo acontecido el Viernes en Gijón. Echando la vista atrás es lo menos que podíamos hacer, desde arriba y desde abajo del escenario, tocando, organizando o simplemente asistiendo y disfrutando de la música.
Ha pasado un año y mucha gente os echa de menos día tras día. Vuestra música nos conmueve aún hoy. Nos remueve las entrañas y no nos deja indiferentes. Quisimos (y aún queremos) hacerla nuestra y que quede para siempre.
No puedo evitar imaginaros mirando desde arriba y diciéndoos humildemente el uno al otro "mira cómo se pasan, no es para tanto". Sinceramente, sí que lo es.
Saludos y hasta ahora.
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