Navegando un poco por internet hace unos días fui a parar al blog de la web de Toli Morilla. En la entrada del 22 de Mayo, Toli hacía un comentario al respecto de una "crítica" en un periódico sobre uno de sus conciertos. Es una lectura muy recomendable. Aunque el comentario está en asturiano no es muy difícil de entender (y reproduce el artículo original en castellano).
Básicamente lo que Toli viene a decir es que por cantar en asturiano (y en extensión, en cualquier otra lengua no generalista, si podemos llamarlas así) no tiene por que ser un "Regionalista militante y reivindicativo" como dice el artículo, que llega a decir que "se debate entre el regionalismo de trinchera y el aperturismo en la reserva"
Esto da a pie para hablar de una serie de ideas a las que yo llevo dándoles vueltas años. En primer lugar, existe en la mente bastante gente la idea preconcebida que une a la música de raiz a unos políticos de tinte más o menos nacionalista, ya sea a nivel político y/o cultural. Lo cierto es que en muchos casos estos dos aspectos van de la mano, pero no tiene por qué ser así por definición.
La música es simplemente música y tiene sentido por sí misma. No necesita ni siquiera de palabras para poder ser disfrutada y es probablemente el lenguaje más internacional del mundo, un lenguaje que normalmente no expresa ideas, sino emociones. Cuando se quiere que exprese ideas se recurre a la palabra, que unida a la música produce la canción. Y es aquí donde ya puede adquirir (o no) los tintes ideológicos que el autor desée transmitirle.
La música tradicional es, en mayor o menor medida, instrumental. La música instrumental, en esencia, no tiene ningún tipo de connotación ideológica y si la tiene, ésta se produce por el contexto en el que se desarrolla. En otras palabras, una melodía como un himno de cualquier país no tiene en esencia ninguna relación con la imagen política del mismo, pero se la asociamos porque la conocemos como la insignia musical de una zona.
Si bien la música no tiene por qué asociarse a una ideología, en el momento en el que le ponemos letra se puede convertir ya en un instrumento que es igual de válido para producir placer a los sentidos como para hacer propaganda electoral, denunciar situaciones, expresar ideologías o cualquier tipo de ideas. Eso queda ya a elección del autor/letrista.
Pero no es sólo el autor quien decide el significado de la canción. Las letras de las canciones tienen más que ver con la poesía que con la prosa, por eso de la rima, las estrofas, estribillos... y la poesía no es un género explicito (es decir, no expresa literalmente todo lo que quiere decir). Para leer poesía es normalmente necesario hacer un esfuerzo mental, pensar, sacar conclusiones propias sobre la intención del autor. Con las canciones ocurre lo mismo. Normalmente no basta con escuchar la letra. Hay que interpretarla. Así, la interpretación de una persona puede ser diferente de la de otras, por eso no es sólo el autor el que le pone el significado final. Este es uno de los motivos por el que decimos que la música es un fenómeno tanto personal como de grupo. Una canción puede tener significados totalmente distintos para el autor que para el público, lo cual no hace más que añadir valor a la creacción artística.
El problema viene cuando no se demuestra el suficiente respeto con la obra del autor como para dedicarle un poco de tiempo y esfuerzo cerebral. Si la persona que no dedica este tiempo es un particular, lógicamente es cuestión suya y la cosa no va más allá. Cuando es una persona que después escribe un comentario en un periódico o revista, como sucede con el ejemplo del principio de la entrada, el problema es mucho mayor porque estamos ayudando a implantar ideas preconcebidas en la cabeza del lector. Así, Toli Morilla se convierte en Asturianista de Trinchera de la misma manera que (como bien comenta el mismo Toli) Pongamos que hablo de Madrid de Sabina sería una canción "madrileñista"
Una de las realidades más patentes en el mundo estos días es que la llegada de la era digital está forzando a cambiar muchos esquemas a todos los niveles. Ahora también la prensa se ve "amenazada" por internet. Señores, el mundo tiene ahora acceso a información de primera mano y especializada sobre cualquier tema con sólo preguntarle a San Google y hacer un par de clicks en el ratón. Ya no valen los artículos de relleno y las ideas geniales perpetradas en dos minutos y medio.
En resumen: Música no es igual a ideología (la intención depende del autor y del contexto). Música es igual a la expresión de sentimientos. La letra expresa las ideas del autor, que son después interpretadas por el que escucha. Esa interpretación hecha correctamente contribuye a la riqueza cultural. Esa misma interpretación hecha de forma precipitada y/o superficial no contribuye a la riqueza cultural. Si además está en boca de un medio supuestamente legítimo, "resta puntos" y daña a la cultura en general.
Básicamente lo que Toli viene a decir es que por cantar en asturiano (y en extensión, en cualquier otra lengua no generalista, si podemos llamarlas así) no tiene por que ser un "Regionalista militante y reivindicativo" como dice el artículo, que llega a decir que "se debate entre el regionalismo de trinchera y el aperturismo en la reserva"
Esto da a pie para hablar de una serie de ideas a las que yo llevo dándoles vueltas años. En primer lugar, existe en la mente bastante gente la idea preconcebida que une a la música de raiz a unos políticos de tinte más o menos nacionalista, ya sea a nivel político y/o cultural. Lo cierto es que en muchos casos estos dos aspectos van de la mano, pero no tiene por qué ser así por definición.
La música es simplemente música y tiene sentido por sí misma. No necesita ni siquiera de palabras para poder ser disfrutada y es probablemente el lenguaje más internacional del mundo, un lenguaje que normalmente no expresa ideas, sino emociones. Cuando se quiere que exprese ideas se recurre a la palabra, que unida a la música produce la canción. Y es aquí donde ya puede adquirir (o no) los tintes ideológicos que el autor desée transmitirle.
La música tradicional es, en mayor o menor medida, instrumental. La música instrumental, en esencia, no tiene ningún tipo de connotación ideológica y si la tiene, ésta se produce por el contexto en el que se desarrolla. En otras palabras, una melodía como un himno de cualquier país no tiene en esencia ninguna relación con la imagen política del mismo, pero se la asociamos porque la conocemos como la insignia musical de una zona.
Si bien la música no tiene por qué asociarse a una ideología, en el momento en el que le ponemos letra se puede convertir ya en un instrumento que es igual de válido para producir placer a los sentidos como para hacer propaganda electoral, denunciar situaciones, expresar ideologías o cualquier tipo de ideas. Eso queda ya a elección del autor/letrista.
Pero no es sólo el autor quien decide el significado de la canción. Las letras de las canciones tienen más que ver con la poesía que con la prosa, por eso de la rima, las estrofas, estribillos... y la poesía no es un género explicito (es decir, no expresa literalmente todo lo que quiere decir). Para leer poesía es normalmente necesario hacer un esfuerzo mental, pensar, sacar conclusiones propias sobre la intención del autor. Con las canciones ocurre lo mismo. Normalmente no basta con escuchar la letra. Hay que interpretarla. Así, la interpretación de una persona puede ser diferente de la de otras, por eso no es sólo el autor el que le pone el significado final. Este es uno de los motivos por el que decimos que la música es un fenómeno tanto personal como de grupo. Una canción puede tener significados totalmente distintos para el autor que para el público, lo cual no hace más que añadir valor a la creacción artística.
El problema viene cuando no se demuestra el suficiente respeto con la obra del autor como para dedicarle un poco de tiempo y esfuerzo cerebral. Si la persona que no dedica este tiempo es un particular, lógicamente es cuestión suya y la cosa no va más allá. Cuando es una persona que después escribe un comentario en un periódico o revista, como sucede con el ejemplo del principio de la entrada, el problema es mucho mayor porque estamos ayudando a implantar ideas preconcebidas en la cabeza del lector. Así, Toli Morilla se convierte en Asturianista de Trinchera de la misma manera que (como bien comenta el mismo Toli) Pongamos que hablo de Madrid de Sabina sería una canción "madrileñista"
Una de las realidades más patentes en el mundo estos días es que la llegada de la era digital está forzando a cambiar muchos esquemas a todos los niveles. Ahora también la prensa se ve "amenazada" por internet. Señores, el mundo tiene ahora acceso a información de primera mano y especializada sobre cualquier tema con sólo preguntarle a San Google y hacer un par de clicks en el ratón. Ya no valen los artículos de relleno y las ideas geniales perpetradas en dos minutos y medio.
En resumen: Música no es igual a ideología (la intención depende del autor y del contexto). Música es igual a la expresión de sentimientos. La letra expresa las ideas del autor, que son después interpretadas por el que escucha. Esa interpretación hecha correctamente contribuye a la riqueza cultural. Esa misma interpretación hecha de forma precipitada y/o superficial no contribuye a la riqueza cultural. Si además está en boca de un medio supuestamente legítimo, "resta puntos" y daña a la cultura en general.
No hay comentarios:
Publicar un comentario